Miami– Un vuelo especial de la compañía Spirit se llevó este sábado de regreso a su país a 150 hondureños a los que el cierre de fronteras por el COVID-19 sorprendió estando de visita en EE.UU. y quedaron varados por semanas.
El Airbus A321 despegó del Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale, a 40 kilómetros al norte de Miami, con destino a San Pedro Sula, donde aterrizará con un permiso especial, pues está cerrado al tráfico aéreo por las medidas para prevenir el contagio del nuevo coronavirus.
El alcalde de Fort Lauderdale, Dale Holness, acudió al aeropuerto para acompañar al cónsul general de Honduras en Miami, Ricardo Estrada, y a Juan Flores, presidente de la Fundación 15 de Septiembre, en la despedida de los viajeros.
La Fundación 15 de Septiembre, que agrupa a hondureños asentados en Florida, fue la que involucró a Holness en los primeros contactos con Spirit para organizar este vuelo.
Después la negociación pasó a manos de la embajada de Honduras en Washington y del consulado general en Florida.
Flores mostró su satisfacción por el resultado de la iniciativa, pero dijo a Efe que ya se está hablando de la posibilidad de un nuevo vuelo con Spirit, pues hay muchos hondureños «desesperados» por regresar a sus hogares que no tuvieron cabida en el de hoy y no pueden pagar «los precios de otras compañías».
«Los boletos (con un precio de poco más de 200 dólares) se vendieron en ocho horas. De mi lista quedaron 40 sin viajar y no se cuántas personas habrá en la del Consulado», dijo.
En unas breves declaraciones a Efe en español, el alcalde de Fort Lauderdale se declaró «muy feliz» por haber contribuido al esfuerzo conjunto que permitió el regreso a su país de personas de una comunidad que «trabaja mucho».
Se calcula que hay unos 1,5 millones de hondureños viviendo en el extranjero, la gran mayoría en Estados Unidos, los cuales envían remesas a sus familias que en 2019 sumaron 5.400 millones de dólares, lo que significa un 20 % del PIB del país.
En Florida y especialmente en Fort Lauderdale hay una comunidad de unas 350.000 personas.
El cónsul general hondureño dijo a Efe que este vuelo demuestra lo que se puede lograr con el trabajo conjunto y agradeció a todos los que participaron y especialmente a Spirit por su «responsabilidad social».
También mostró su alegría por «ver caras felices» entre los pasajeros, como Daniel Bravo, su esposa Ana Duarte y sus dos hijos de tres y un año, que se enteraron del vuelo por un noticiero televisivo y dijeron estar deseando volver a casa.
Adriana Baigorri, gerente de comunicaciones externas de Spirit, subrayó que el avión tiene capacidad para 225 pasajeros, pero en razón de las medidas de distanciamiento social adoptadas por el COVID-19 deben bloquear los asientos centrales, lo que reduce las plazas a 150.
Otros dos vuelos, operados por United Airlines, partieron de Houston (Texas) esta semana con hondureños que habían quedado varados en EE.UU.