Madrid – La falta de financiación, la brecha digital o la desconfianza en el sistema educativo son algunos de los retos que enfrenta la educación superior en Iberoamérica tras la pandemia del coronavirus, según un informe elaborado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
El informe, que lleva por título «Diagnóstico pospandemia COVID-19 de la educación superior y ciencia en Iberoamérica», advierte sobre estos nuevos retos y ofrece propuestas para avanzar en el futuro.
«En algunos países se ha generado cierta desconfianza hacia la oferta educativa, y esa desconfianza debemos combatirla con ofertas transparentes y de calidad”, afirmó Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, en el acto de presentación del estudio en la Casa de América de la capital española,
Jabonero destacó que es el momento propicio para llevar a cabo una reformulación de la educación superior en la región.
«La expansión de una transformación digital hace que podamos ofrecer una educación virtual de una forma mucho más eficiente. Debemos hacer una reformulación de la educación en las universidades”, subrayó.
El estudio de la OEI, que tiene como objetivo presentar el panorama de la educación superior en Iberoamérica, alerta sobre la importante brecha tecnológica que se ha abierto en la región.
«La penetración de internet antes de la pandemia era de un 66,2 %, con grandes disparidades entre los países. Mientras que en Colombia y Argentina es casi total, en Cuba, Nicaragua, Panamá o Guatemala se encuentra por debajo del 50 %”, aseguró Mónica Marquina, investigadora de la Universidad Nacional Tres de Febrero de Argentina.
En cuanto a la financiación de la educación superior, esta se enfrenta a las consecuencias del estancamiento económico latinoamericano, que se ha vuelto más pronunciado debido a la pandemia.
«En términos de financiamiento, las universidades se enfrentan a la llegada de más estudiantes y a un menor financiamiento, derivado del estancamiento económico. Las respuestas gubernamentales a la creciente demanda de educación se basaron en gran medida en el crecimiento del sector privado», explicó la investigadora.
Por su parte, María Jimena Durán, ejecutiva senior del Banco de Desarrollo de América Latina, destacó que la pandemia ha dejado clara la “necesidad de un nuevo modelo pedagógico”.
Este nuevo modelo debe sostenerse sobre nuevos pilares, destacando la implementación de una educación personalizada y flexible.
«El objetivo no es que sea una carrera de cuatro años y que al término de estos se obtenga un título. Hay que hacer que el perfil del estudiante sea el que lleve su desarrollo académico, basado en sus tiempos y recursos”, subrayó Durán.
La importancia del informe, según Jabonero, es que «no se hace solo un diagnóstico, también hay propuestas de trabajo que son la pauta a seguir de cara a seguir avanzando conjuntamente».
Entre estas propuestas destacan el aumento de la inversión en capital docente y no docente en contextos virtuales, fortalecer y diversificar los sistemas de aseguramiento de la calidad y estimular los programas cortos y de formación profesional de dos o tres años.