Familiares de los 2.200 exiliados republicanos españoles, que llegaron a Chile a bordo del barco "Winnipeg" tras la Guerra Civil (1936-1939), participan en un acto en conmemoración del 80 aniversario del exilio, este martes, en el puerto de Valparaíso (Chile). EFE/Alberto Valdés

Valparaíso (Chile) – La ciudad chilena de Valparaíso recreó este martes el desembarco de más de 2.200 exiliados republicanos españoles que llegaron hace ocho décadas al puerto a bordo del Winnipeg, en un acto que contó con la presencia de la ministra española de Justicia, Dolores Delgado.

Ochenta familiares directos de los pasajeros del Winnipeg, uno por cada año de conmemoración, subieron a una embarcación turística que dio un paseo por la bahía de Valparaíso para luego atracar en el muelle Prat.

Tal y como ocurrió la mañana del 3 de septiembre de 1939 con el Winnipeg, los ochenta familiares de los exiliados descendieron de la nave y fueron recibidos por las autoridades, en la ocasión de hoy encabezadas por la ministra española.

El Winnipeg zarpó el 4 de agosto de 1939 del puerto francés de Pauillac con más de 2.200 refugiados españoles que habían huido de su país tras el triunfo de las tropas franquistas en la Guerra Civil (1936-1939).

El principal artífice de esa epopeya fue el poeta chileno Pablo Neruda, que en esa época era cónsul para la inmigración española en París.

El poeta participó en los trabajos necesarios para fletar el barco, además de gestionar visados, reunir a las familias separadas por la guerra y conseguir la financiación necesaria para costear los pasajes.

La ministra española de Justicia recordó hoy que la nave, un buque de carga francés abandonado después de la Primera Guerra Mundial, tenía capacidad para un centenar de pasajeros pero fue ampliado para poder albergar una cifra mucho mayor de personas.

Después de 30 días de travesía, rememoró Delgado, Valparaíso regaló una bienvenida «apoteósica» a los refugiados españoles, con el muelle y los edificios aledaños atestados de gente y bandas de música que entonaban ritmos chilenos y españoles.

Los pasajeros del Winnipeg constituían una amalgama de exiliados con diferentes profesiones, procedencias y afinidades políticas progresistas, pero con un elemento en común.

«Entre los exiliados estaba representado todo el espectro ideológico que salió de España: comunistas, socialistas, anarquistas, nacionalistas, republicanos; había catalanes, vascos, andaluces, gallegos, valencianos, madrileños, vascos; todos unidos por una idea común, la de la libertad», afirmó la ministra.

«A todos los unía un arraigado compromiso de solidaridad, de compañerismo, y unas profundas convicciones antifascistas, antitotalitarias. Exactamente lo que nos mueve y nos debe mover mirando al futuro», añadió Delgado en una ceremonia en la Plaza Sotomayor de Valparaíso.

La mayoría de las familias españolas que llegaron en el Winnipeg hace ocho décadas echaron raíces en Chile y contribuyeron de manera destacada en ámbitos como la cultura, la medicina, el arte o los negocios.

Algunos de los que han logrado un mayor reconocimiento en Chile son los pintores José Balmes y Roser Bru, el intelectual Víctor Pei, el historiador Leopoldo Castedo o el tipógrafo Mauricio Amster.

La titular de Justicia española consideró que España contrajo una «deuda de gratitud» con Chile que nunca fue aceptada por la dictadura franquista pero que «los demócratas españoles tenemos que reconocer y agradecer».

Aseguró además que en España no existe un «relato completo» del exilio republicano español, por lo que, dijo, es importante que las historias de vida de los pasajeros del Winnipeg sean conocidas por los ciudadanos españoles.

La agenda de actividades de la ministra Delgado en Valparaíso contempla también su asistencia sendos homenajes que se realizarán en la Cámara de Diputados y el Senado.

Este lunes, en Santiago, visitó el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, participó en un homenaje a la pintora Roser Bru y se reunió con su par chileno, Hernán Larraín.