Tegucigalpa – El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, cuestionó durante la homilía dominical celebrada en la basílica menor de Suyapa, que hay quienes creen que volver a la normalidad, es volver atrás, a lo mismo, a la misma corrupción, a la misma politiquería, a la búsqueda del poder, sabiendo que eso es relativo, que tarde o temprano los que tienen el poder para servirse de sí mismos, tendrán que dejarlo.

-El prelado cuestionó que la corrupción aflora por todos lados y fustigó a quienes se aprovechan de la pandemia para aumentar los precios.

– Preguntó “hasta dónde nos han conducido ese tipo de liderazgos de buscar poder, dinero mal habido, corrupción y violencia, muerte, no podemos seguir así”.

En la homilía correspondiente a la XIX domingo del tiempo ordinario, el prelado se refirió al pasaje bíblico en el que Jesús camina sobre las aguas.

Refirió que la balsa en el que se transportaban los apóstoles en el mar de Galilea fue sacudida por las olas y el viento era contrario y “en nuestro modo de hablar con estas palabras hacemos referencia a las situaciones en las que parece que todo está en contra de nosotros”.

“Experimentamos dificultades y el desanimo y la tristeza puede invadirnos, sentimos que el viento no es contrario, todo se nos hace difícil, pero a pesar de todo, aunque no podamos avanzar contra el viento difícil, necesitamos mantenernos de pie con todas nuestras fuerzas para no hundirnos”, acotó.

Relató que los discípulos están solos en medio de la tempestad, qué pueden hacer sin Jesús. “En estas circunstancias en que estamos viviendo en el mundo, pareciera que todo el viento es contrario; el dolor de esta pandemia que sigue avanzando, el dolor de tragedias como la que ha ocurrido en el Líbano, pareciese como que el viento es contrario en todo”.

“Y para colmo de males la corrupción que aflora por todas partes y aquellos que se quieren aprovechar para enriquecerse ilícitamente o aquellos que manipulan precios y quieren explotar aquello que duele, que el pobre explote al pobre; el viento contrario”, cuestionó el purpurado.

Añadió que el relato del evangelio dice que Jesús de madrugada iba caminando sobre las aguas y Jesús está por encima de todo, por encima de lo caótico, del mal, de lo incontrolable, de las situaciones que nos desbordan, incluso el Señor Jesús caminó sobre la muerte, Él sigue siendo el Señor en cualquier situación de nuestra vida por muy difícil que esta sea.

“Es Señor de la muerte, aunque nos duele ver cómo cada día aumenta el número de contagiados y tristemente de los muertos; la reacción de los discípulos es la de gritar llenos de miedo creyendo que el Señor era un fantasma, cuántas veces nuestros miedos se proyectan sobre la realidad y nos hacen ver fantasmas por todas partes; nuestros miedos deforman la realidad, cuántos fantasmas están enraizadas en nuestros miedos y cuántos sufrimientos llevan consigo”, aludió.

Señaló que lo peor es que compensemos que el Señor Jesús es un fantasma más, una idea en el aire, cuántos no creen en Jesús, cuántos piensan en ideologías nada más, Jesús les dice: ánimo, soy yo, no tengan miedo, y eso es lo que nos dice Jesús aún con todas las dificultades de nuestra Honduras, aún en medio de esos pronósticos, que todos son negativos.

“Nos dicen los profesionales de la sicología que en estos tiempos de pandemia, cuánta depresión hay en el mundo y es lógico y es cierto, pero ya es tiempo que cambiemos, no podemos encontrar algún boletín de noticia que traiga algo positivo, a veces unos noticieros que duran media hora, 25 minutos de sólo hablar del mismo coronavirus, de los mismos contagios, de los mismos muertos, cómo queremos que el pueblo pueda superar los miedos y las angustias, es a través de educación y es aquí donde nadie puede quedarse pasivo, pensando que simplemente aquellos mensajes que ya nadie quiere oír, son los que nos van a educar”, cuestionó.

Agregó que son los padres de familia, son los jefes de los trabajos ahora que se empieza a abrir la economía, son también aquellos, es justo y es lícito que se hagan análisis, pero no todo es negativo, ya hay gente que dice que nos va a azotar una fuerte hambruna y entonces, qué le queda a las personas, esperar que venga la hambruna para que se mueran de hambre, toca que cada uno entienda qué puedo hacer desde mi circunstancia, nadie puede quedarse pasivo.

El religioso recalcó que el miedo es el que más paraliza, es el enemigo número uno de la vida, detrás de la mayoría de las dificultades personales y de la relación, están tantos miedos.

Aludió el momento en que Pedro le manifiesta al Señor que quiere ir hacia Él y le dice ven, y Pedro comienza a caminar sobre el agua y va avanzando y mientras miraba a Jesús podía caminar sobre el agua, pero tan pronto como dejó de mirar a Jesús, empezó a mirar las olas y la fuerza del viento, sintió miedo y comenzó a hundirse y entonces Pedro gritó: Señor sálvame, Jesús alarga la mano y agarra a Pedro.

La mano de Jesús no sólo abarca a Pedro, nos quiere alcanzar a todos. Hombre de poca fe, por qué has dudado y muchas veces somos como Pedro, hombres y mujeres de poca fe, cuántas veces esta puede haber sido nuestra experiencia, cuando perdemos nuestra referencia a Jesús, nos hundimos.

“Ciertamente si nos fijamos solamente en nuestros problemas, nos hundimos como Pedro, nuestra mirada tiene que estar fija en Jesús; Jesús extendió la mano y le dijo: qué poca fe, por qué has dudado, esa es la pregunta que Jesús hace a Pedro, el Señor Jesús viene hacia nosotros aun cuando dudamos, por eso esa pregunta es para nosotros una invitación a la confianza, es bueno que escuchemos a Jesús que nos dice como a Pedro cómo está tu fe, es una fe sólida, firme a pesar de lo difícil del tiempo que estamos viviendo o es poca fe”, increpó el cardenal.

Apuntó que si nosotros confiamos en Jesús podremos ser capaces de andar sobre las aguas y nos mantendremos en pie aunque todo a nuestro alrededor se derrumbe y en cuanto subieron a la barca, amainó el viento; en el encuentro con Jesús, se recupera la paz, la serenidad, Él es una presencia que serena, cuando recibimos a Jesús en nuestro interior cesa el viento, desaparece la inquietud y la ansiedad y el corazón logra la calma.

“Hoy, vemos avanzar el calendario y muchos pueden decir este año 2020 está siendo un año perdido, depende de los criterios con los que lo juzguemos, en muchos aspectos, ha sido un año ganado, no perdido, en muchos aspectos para una gran mayoría de las personas se han planteado las realidades que verdaderamente valen, no es el dinero, no es la apariencia, no es la misma corrupción ni la política, lo que verdaderamente vale es si estamos viviendo una vida con sentido o una vida vacía, vemos la muerte a nuestro alrededor, también nos puede tocar, cómo debemos presentarnos ante el Creador, con las manos vacías, llenas de superficialidad o felices de no cansarnos de hacer el bien y de continuar haciéndolo a pesar de las dificultades”, consultó.

Advirtió que “Pedro empezó a hundirse, Honduras puede también hundirse si no ponemos nuestra fe y nuestra mirada en Jesús y en los criterios del evangelio, si pensamos que volver a la normalidad, es volver atrás, a lo mismo, a la misma corrupción, a la misma politiquería, a la búsqueda del poder, sabiendo que eso es relativo y que tarde o temprano los que tienen el poder para servirse de sí mismos, tendrán que dejarlo, por eso la llamada de hoy, es la llamada a la confianza en Jesús y volver a sus criterios y tratar de vivir conforme a esos criterios y construir una nueva Honduras, no volviendo atrás, sino pensando hasta dónde nos han conducido ese tipo de liderazgos de buscar poder, dinero mal habido, corrupción y violencia, muerte, no podemos seguir así”.