Tegucigalpa – Hace 14 años se fue para España a buscar un mejor futuro para ella y su familia. Desde entonces venía cada dos o tres años a Honduras con el dinero que podía ahorrar producto de su trabajo. El trago más amargo lo tuvo que vivir en 2017 cuando se dio cuenta que un cáncer había aparecido en su cuerpo.
Es la historia de la hondureña Yadira López, quien por las vicisitudes de la vida emigró del país con el propósito de sostener a sus tres hijos, y ayudar a sus padres y hermanos.
En Honduras desempeñó varios empleos. Laboró en un gimnasio, en tiendas de comida rápida y como operaria en la Industria Militar de las Fuerzas Armadas (IMFFAA). La situación empezó a apremiar cuando no pudo conseguir otro empleo.
Viuda desde hace unos años, luego que su compañero de hogar decidiera quitarse la vida por problemas económicos, Yadira volvió a emigrar a España con la esperanza que el destino le sonriera mejor, pero se topó con una noticia que la devastó en su momento.
Actualmente reside en Barcelona debido a su tratamiento médico, sin embargo siempre trabajó en Girona (a una hora y media de distancia). Vive en la ciudad condal con una prima, unas amigas y su hijo mayor.
Atrás -en Honduras- quedó su familia. “La casa que tengo la alquilo y de ahí le pago la escuela y el servicio de autobús a la niña, mi papá está sin trabajar y lo tengo enfermo de la próstata, mi mamá recibe su jubilación aunque no es gran cantidad, mi hermano empezó a trabajar ahora y no sé cómo le va, y mi hermana tiene varios años de no poder conseguir trabajo”.
En 2017 se enteró que padecía de un cáncer de linfoma, que es una proliferación maligna de linfocitos (células defensivas del sistema inmunitario), generalmente dentro de los nódulos o ganglios linfáticos, pero que a veces afecta también a otros tejidos como el hígado y el bazo. Dicho de otra forma, es un cáncer que se inicia en el tejido linfático.
La primer recaída la sufrió en la ingle y en la segunda ya aparecieron en el cuello, recuerda la entrevista que procreó tres hijos en Honduras.
Su hijo mayor tuvo que viajar a acompañarla a España. Él es un gran apoyo que valora en estos momentos de dificultad. Trabaja para cubrir la deuda que le generó el viaje desde Honduras y para poder sobrevivir.
La entrevistada dijo que para acceder a los servicios médicos en España tuvo primero que contar con una tarjeta sanitaria, que la obtuvo por el tiempo de residir en ese país europeo.
Tiene más de un año de no trabajar y por ende de no devengar un salario que le ayude a sufragar sus gastos. El 27 de agosto de 2018 fue la última vez que recibió sueldo.
Consultada cómo hace para sobrevivir, contestó: “Gracias a la ayuda de buenas amigas, también tengo unas primas en Estados Unidos que me han estado ayudando, igualmente hay un Señor que no conozco que me deposita en mi cuenta, él mensualmente me regala 80 o 100 dólares. “No he podido trabajar porque los médicos no me han dejado trabajar”.
Recordó que cuando trabajaba podía hacer entre 900 y 1,000 euros. Ha desempeñado puestos en restaurantes, ayudante de cocina, camarera, cuidando niños y personas adultas, así como empleada doméstica.
Yadira López dijo que las condiciones laborales en España cada vez son un poco más difíciles, siendo para las mujeres mayores oportunidades que para los hombres.
Noche benéfica en Tegucigalpa
El sábado 31 de agosto se estará realizando una noche benéfica a favor de López en el Burger King del Bulevar Juan Pablo II de Tegucigalpa.
Apenas cuentas con 180 boletos para vender y poder agenciarse algunos recursos que ayuden a Yadira a sufragar algunos gastos. “Lo que sea que logren recaudar me servirá para mi tratamiento y valoro el esfuerzo que hace mi familia desde Honduras”.
Al respecto, López aseguró que “tengo que hacer algunos gastos para comprar medicamentos que no están al alcance del hospital, así como ciertas cremas especiales que también ocupo”.
La catracha reveló que “se supone que estoy limpia de cáncer, pero los médicos me hicieron un trasplante de médula ósea porque quieren asegurarse que no vuelva a aparecer la enfermedad”.
Dijo que el donante de la médula ósea fue una persona anónima, a quien agradece y le pide a Dios bendiga su vida.
“Este proceso no ha sido fácil, pero Dios ha sido bueno en todo momento conmigo, pero hay personas que me han ayudado con su apoyo moral a salir de esto”, relató en medio de la somnolencia que le provocan los medicamentos.
Recuperación
Luego del trasplante de médula ósea que se realizó hace dos semanas, la hondureña fue enviada a la casa de unas monjas para continuar con la etapa de su recuperación.
“No sé cuánto tiempo voy a estar ahí con ellas. Ahí hay un equipo médico que me suministrará medicamentos y ayudará en la recuperación. Hasta que no esté totalmente recuperada no me pueden dar de alta”, confió.
Narró que lo más difícil en todo este proceso es estar lejos de la familia, no tener trabajo ni recursos para sostenerse.
“Aparte de todo aquí hay quienes lo miran debajo del hombro, aunque debo decir que en ese aspecto no me ha ido mal. Tuve problemas con una jefa que me llamaba despectivamente como napolitana”, relató.
Para terminar la plática, Yadira López envió un mensaje: “Cuiden mucho de su salud, tenemos que valorarla cuando la tenemos. Busquen de Dios porque no es necesario estar enfermo para hacerlo. A las mujeres acudan frecuentemente al médico para revisarse”.
La hondureña no pudo concluir la conversación y apenas al otro lado de la línea se escuchó un susurro que sirvió como un hasta luego.
Alegre, entusiasta y creyente de Dios, la catracha anhela volver sana a Honduras para dedicarse a sus hijos, especialmente a la menor -Soad-, una vivaracha niña que no sabe la enfermedad que padece su madre, pero que le pide a Dios le dé la oportunidad de estar junto a ella de nuevo.