Tegucigalpa – Cuando aún saboreaba el regalo anticipado de Navidad que le dieron los hondureños al sobrepasar la meta de la Teletón 2018, la muerte sorprendió súbitamente a uno de los hombres más filántropos del país: Don José Rafael Ferrari Sagastume, un destacado empresario de la comunicación social y el deporte que amó a Honduras con pasión, defendiendo la democracia y creyendo en las oportunidades que tenía el País.
Iba rumbo a Miami cuando un infarto fulminante apagó su corazón, generoso no solo por la Teletón, sino por esa otra proyección social silenciosa que tenía con muchos hondureños, incluyendo sus empleados de la Corporación Televicentro. ¡Cuán traicionero es a veces el corazón!
En febrero de este año, en un almuerzo con los empleados, don Rafael comunicó sus problemas de salud y dijo que esperaba si Dios se lo llevaba un día, que iba estar finalmente al lado de su “gordita” como llamaba a su esposa Rossina Guevara Bendaña.
En la Corporación Televicentro, de la cual fue su fundador, don José Rafael Ferrari, será recordado por muchas de sus anécdotas, entre ellas la entrega de la “famosa plancha” en la fiesta navideña a los empleados. Le gustaba que fuera una fiesta donde la gente pudiera bailar, degustar y recibir los regalos sorpresas que ofrecía, entre ellos un bono personal que cada año subía en su cifra.
Los empleados cruzaban los dedos porque no les saliera la plancha, pero cuando alguien se la ganaba, el señor Ferrari la entregaba con un placer único. La plancha era algo así como el símbolo del comienzo de las cosas sencillas. Y un día, los empleados en ocasión de su cumpleaños y de los años al frente de la empresa, le obsequiaron una plancha y se soltó a reír como niño.
Como hombre de los medios de comunicación, don Rafael y su familia han sido impulsores de la comunicación radial y televisiva en el país. La estación radial HRN, de Emisoras Unidas, y Canal 5, de Televicentro, son empresas pioneras que desde sus inicios registraron la historia del país, sus encuentros y desencuentros con la democracia.
Canal 5 fue el primer medio de televisión que registró hechos históricos e inéditos en Honduras cuya historia deberá ser contada un día, don Rafael logró con su visión dar otro giro a la comunicación social y fue un defensor acérrimo de la libertad de expresión y nunca dudó en enarbolar esta bandera cuando miraba amenazado el derecho a la palabra.
Él se consideraba una persona respetuosa de las ideas y amante del diálogo y el debate como pilares que sustentan una democracia. Fue un impulsor fehaciente para el retorno de la democracia a inicios de los años ochenta y siguió, hasta el fin de sus días, apostando por ésta como la mejor forma de gobierno.
Sus otras pasiones, aparte de los medios de comunicación, fueron el deporte y la ayuda a las personas con capacidades especiales, a través de la Fundación Teletón.
En el deporte, su gran amor fue el equipo de fútbol Club Deportivo Olimpia, impulsando el talento, apostando por el juego limpio y creyendo que en el llamado deporte rey, además de lograr un espacio de diversión sana, había también oportunidades para los jóvenes. Y así lo demostró apoyando no solo a su equipo con un “corazón de león”, también a la Selección Nacional de Fútbol, la “H”.
Los triunfos alcanzados en esta rama deportiva fueron incontables, tenía esa facilidad de conectar con la gente, con la afición de su Club Olimpia y también de la H. Era puro corazón.
Corazón que también se trasladó hacia las personas con capacidades especiales, esas que generalmente están excluidas. Con la Fundación Teletón, don José Rafael Ferrari contribuyó a rehabilitar cientos de miles de familia por más de dos décadas consecutivas.
Logró entusiasmar al sector privado y abrirle su sensibilidad hacia las personas con capacidades especiales e hizo de la Teletón una institución referente en el país, única en el ramo, con centros regionales que abren y devuelven esperanzan a los pacientes.
Pero la parca se lo llevó, justo cuando aún saboreaba el éxito de la reciente Teletón que superó la meta de los 60 millones de lempiras. Se fue imaginando nuevas obras, nuevas proyecciones para ayudar a los más necesitados, nuevos sueños para empujar el crecimiento y desarrollo de Honduras, pero el corazón lo traicionó, muchas emociones juntas, quizá.
Otra faceta de don José Rafael Ferrari fue su espiritualidad, era un devoto de la Virgen de Suyapa, pues su esposa fue una de las pioneras de la Fundación Suyapa y al fallecer su pareja y amor de su vida, abrazó también esa herencia por fomentar el acervo religioso en el país.
Todos los años, en cada alborada a la Virgen de Suyapa, don Rafael Ferrari estaba al pendiente de cada detalle, acompañaba en primera fila a la morenita y nunca le gustó eso de robar cámaras, todo lo contrario, era un hombre sencillo que saludaba a sus empleados en los pasillos por humildes que fueran. Y qué cosas, don Rafael fallece en tierras aztecas, justo en el Día de la Virgen de Guadalupe. Murió bendecido, cobijado y protegido por las Marías, como buen mariano que fue. Que descanse en paz y que la tierra le sea leve a Don José Rafael Ferrari, un gran ser humano y un gran señor, como pocos.
