Edirne (frontera turco-griega) – El Gobierno de Turquía ha elevado este lunes hasta los 117.677 el número de refugiados y migrantes que habrían cruzado a Grecia desde que el pasado viernes anunció que ya no podía retenerlos, una cifra que la oposición turca calificó de «imposible» y que contrasta con las 139 detenciones reportadas el domingo por el Gobierno griego.
«A las 13:50 horas (10:50 GMT), un total de 117.677 migrantes habían abandonado el país», anunció hoy el ministro del Interior turco, Süleyman Soylu, sobre el número de cruces registrados desde que el viernes Turquía declaró que ya no trataría de evitar que los refugiados crucen su frontera con Grecia.
De ser cierta, esa cifra sería un 17 % superior a la facilitada por el mismo Soylu anoche.
Los datos facilitados por el Ejecutivo son negados por el principal partido de la oposición, el socialdemócrata CHP, que gobierna en Edirne, la ciudad a apenas diez kilómetros de la frontera donde se han ido concentrando miles de migrantes.
«Respecto a las cifras dadas por el ministro del Interior, concluimos tras evaluarlas con el alcalde de Edirne que son imposibles. Como mucho, unos pocos miles han cruzado la frontera», declaró a Efe Ali Seker, diputado del CHP.
También incompatibles con ese cálculo son las cifras facilitadas por el Gobierno griego, que informó ayer de que entre el viernes y el sábado había evitado que 9.600 personas entraran en el país por la frontera terrestre, y que se había arrestado a 139 migrantes irregulares.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (IOM), asociada a las Naciones Unidas, el sábado por la noche unas 13.000 personas estaban concertadas esperando a cruzar en una franja a lo largo de unos cien kilómetros en la frontera.
Varios miles de personas han pasado la noche en Edirne esperando al raso cerca de la frontera para poder cruzar a Grecia, atrapados entre la Policía turca que les anima a intentarlo y la helénica, que usa la fuerza para impedírselo.
La Policía griega ha estado usando gases lacrimógenos, cañones de agua y granadas aturdidoras para evitar que los migrantes entren en su territorio y, por tanto, en la Unión Europea.
Varios refugiados han indicado a Efe que la Policía turca no sólo les anima y facilita a que se dirijan a la frontera, sino que incluso impide que la abandonen aquellos que quieren regresar a las ciudades donde vivían, tras comprobar que la entrada a Grecia está cerrada.
Miles de migrantes y refugiados, muchos sirios pero también iraquíes, palestinos o somalíes, comenzaron el viernes a acercarse a la frontera después de que Turquía anunciara el viernes que ya no es capaz de evitar que pasen a la UE.
El anuncio turco llegó después de que 33 de sus soldados murieran en un bombardeo de las fuerzas sirias en Idlib, el último bastión donde milicias islamistas, apoyadas por Ankara, resisten al régimen de Bachar al Asad, respaldado por Rusia.
De esa forma, Ankara espera presionar a la UE para que aporte más dinero a la atención de los cientos de miles de refugiados sirios que viven en Turquía, en algunos casos desde hace años, y para que apoye su campaña militar en Siria.