Tegucigalpa – Pese al toque de queda absoluto impuesto por el gobierno para evitar la propagación del COVID-19, la economía informal no se ha detenido en la ciudad, ya que sus protagonistas señalan que deben obtener dinero para llevar alimentos y cubrir otras necesidades en sus hogares, donde padres, parejas e hijos esperan.
A lo largo de la capital se observa el movimiento del comercio informal, pero su presencia es mayor en las colonias y barrios densamente poblados.
Proceso Digital hizo un recorrido por la colonia 21 de Febrero y zonas aledañas, localizada en Comayagüela, ciudad gemela de Tegucigalpa, a inmediaciones del bulevar Fuerzas Armadas. “La 21” como se le conoce, es una inmensa colonia, parte de ella sólo es accesible a pie, sus empinadas cuestas y estrechos callejones, muchos con gradas y otros un tanto maltrechos, muestran la vulnerabilidad de la tierra frente a las fallas geológicas y los riesgos que allí son superiores en época de invierno.
La colonia 21 de Febrero también hace frente, como casi todos los sectores populosos del Distrito Central, a la presencia de las maras y pandillas. Allí, por ejemplo, el territorio es regido por la MS 13. “Los chicos” como les llaman los pobladores, han mantenido un papel discreto frente a la pandemia, sus “banderas” observan” y avisan. Los cabecillas quieren que la paz se mantenga y que la Policía permanezca lejos del sector.