Nueva York – El proyecto de ley de reforma migratoria del presidente, Joe Biden, llegará tan pronto como el jueves al Congreso, donde avanzan estos días reuniones bipartidistas previas y ajustes finales para intentar que se apruebe un documento reclamado durante décadas por millones de indocumentados, aunque la batalla se presenta muy dura con los republicanos.

«Se presentará a finales de esta semana, pero posiblemente el jueves», aseguró a Efe este martes una fuente cercana a la elaboración del proyecto de ley.

«Será el plan migratorio de la Administración Biden, de una reforma migratoria completa, inclusiva y audaz», que beneficie a 11 millones de indocumentados, afirmó sobre la que se llamaría «Ley de Ciudadanía de 2021».

La Casa Blanca ha dejado la responsabilidad de la iniciativa en la Cámara Alta en manos del veterano senador demócrata Bob Menéndez, que integró el grupo bipartidista conocido como «Grupo de los 8» que redactó el proyecto de ley de reforma migratoria en 2013, que murió en la Cámara de Representantes, controlada entonces por los republicanos.

Menéndez ya ha advertido que no será fácil y tiene razón. Con la mayoría de republicanos en contra de la iniciativa, será una labor titánica, porque, sin conocer todos los detalles, ya se han planteado dudas de su viabilidad.

ELEMENTOS CLAVE

Además de una ruta para legalizar a los 11 millones de inmigrantes en ocho años -eje central del proyecto de Biden-, también se contempla extender el programa de acogida de refugiados y que las solicitudes de asilo para menores de edad se hagan en su país de origen.

También poner fin a la llamada carga pública creada por el expresidente Donald Trump para aquellos migrantes que quieran aspirar a la residencia permanente y más inversión en tecnología para proteger la frontera sur del país.

Si la generalidad de los indocumentados podrían aspirar a la residencia permanente en cinco años y tres más tarde a la ciudadanía, esos plazos sería mucho más cortos para los jóvenes que llegaron al país siendo niños, conocidos como «soñadores», los beneficiarios del programa de Estatus de Protección Temporal (TPS), en su mayoría centroamericanos, y los trabajadores agrícolas.

En su caso, podrían acceder a una residencia legal de «inmediato» y tres años más tarde a la ciudadanía, según lo avanzado por la Casa Blanca.

Desde que Biden juró al cargo el pasado 20 de enero, cuando anunció el proyecto, la llegada al Congreso del proyecto de ley mantiene en vilo a inmigrantes, activistas y otros que apoyan a esta comunidad, que han puesto sus esperanzas en la iniciativa del demócrata, que da un giro de 180 grados a los ataques de la Administración Trump a la inmigración, tanto legal como indocumentada.

FUTURO INCIERTO

Pero este camino a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados enfrenta un duro camino, y tanto demócratas como republicanos han favorecido que se fragmente el proyecto y se presente primero una iniciativa que beneficiaría a los «soñadores» y trabajadores agrícolas, con más posibilidades de éxito.

El senador por Illinois, Richard Durbin, segundo en la jerarquía demócrata en ese cuerpo, es uno de los que se ha expresado a favor de esa alternativa para los acogidos al DACA, que bajo la pasada administración Trump enfrentaron una dura lucha en los tribunales para defender ese programa que les dio un permiso temporal de trabajo y residencia.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo este martes en rueda de prensa que los planes de Biden siguen siendo una reforma migratoria integral, pues los elementos que formarán parte del proyecto de ley «deben abordarse todos», y que por eso los «propuso juntos».

Una reforma migratoria tan amplia ha encontrado resistencia en el Congreso desde hace décadas y no se aprueba una medida similar desde que en 1986, el entonces presidente, Ronald Reagan, otorgó una amnistía a cerca de tres millones de inmigrantes.

Desde que se anunció la propuesta, Menéndez ha dirigido sus esfuerzos a reunirse con republicanos en busca de apoyo.

«Está teniendo las conversaciones que tiene que tener para llegar a los 60 votos» mínimos que se requieren para aprobar el proyecto en el Senado, agregó la fuente, que descartó revelar con quiénes se ha reunido y cuál ha sido la respuesta recibida.

«Ha tenido respuesta bien positiva de los senadores demócratas pero está teniendo conversaciones bien privadas con los republicanos», agregó la fuente.

El senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, que también integró el «Grupo de los 8», es uno de los que ha expresado dudas de que el plan de Biden sea aprobado en la Cámara alta, pues, dijo, el proyecto de ley está muy lejos del que redactaron en el 2013, que ponía más énfasis en proteger la frontera.

OPORTUNIDAD PERDIDA

La comunidad inmigrante no olvida la promesa del expresidente Barack Obama de aprobar una reforma migratoria en su primer año al frente del país en 2009, pero finalmente el tema no se trató hasta su segundo mandato y no obtuvo la luz verde que necesitaba para llegar a su escritorio para su firma.

Si en el Senado el proyecto estará liderado por Menéndez, en la Cámara de Representantes Linda Sánchez será la encargada de intentar mantener la disciplina de voto en este tema y no se escape ningún voto que haga peligrar el proyecto en la Cámara baja, donde los demócratas tienen una exigua mayoría.

En opinión de la californiana, los indocumentados, los «soñadores» y los beneficiarios de TPS mantienen al país en «funcionamiento» y se «merecen una protección permanente».

«Necesitamos una reforma migratoria audaz, ahora», dijo en un comunicado en su cuenta oficial de Facebook.

Todo con el objetivo de revertir una política en materia migratoria de Trump que, según Psaki, Biden considera «inmoral y también ineficaz».

Solo falta esperar unos días para conocer la letra pequeña del proyecto de ley, pues como reconoció la portavoz de la Casa Blanca llegará «pronto» al Congreso.