Los Ángeles (EE.UU.) – El artista argentino Cristian Castro recobra el brillo y la movilidad de chatarra destartalada y la convierte en enormes robots y otros personajes metálicos que iluminan salas de arte en Estados Unidos y libran al planeta de un poco de basura industrial.
A la pasión por desarmar juguetes y electrodomésticos arruinados de su infancia, que despertó su creatividad, se suma ahora la de reciclar desechos industriales.
«Mi mensaje es tratar de que la gente tome conciencia de la cantidad de basura, de radiación, de todo lo que le estamos poniendo al medio ambiente», dijo a Efe el bonaerense de 47 años.
El artista recrea seres de la naturaleza, como una colección de 27 peces linterna confeccionados con piezas de ingeniería mecánica y eléctrica reutilizadas que exhibe actualmente en el «LA Art Show» de Los Ángeles.
«Comencé a hacer este tipo de arte desde muy pequeño, desarmando electrodomésticos, motores, radios antiguas y empecé a generar este tipo de arte alrededor de piezas recicladas», recordó.
Al tratar de repararlas se daba cuenta de que había partes que tenían un diseño que podía generar «un robot, una pieza de arte».
Gracias a sus destrezas en diseño industrial consiguió empleo en una fábrica de vehículos «prototipo» y «omnibuses» eléctricos en Downey (California), tras llegar en 1999 a Estados Unidos con su esposa y un hijo «en busca del sueño americano».
Allí aprendió técnicas de ingeniería para construir piezas que aplicó a sus obras artísticas, que ha expuesto en muestras dedicadas a la tecnología y la ciencia.
Así nacieron, entre chispazos de soldadura autógena, siete peces abisales y un enorme cangrejo, cuyo caparazón es la tapa del motor de un volkswagen escarabajo rojo, que exhibió en 2018 en el Museo de Arte Latino Americano de Long Beach (MOLAA).
«La idea es hacer reciclado», con el fin de que la basura industrial o electrónica «no vaya a nuestro medio ambiente y que contamine más», afirmó Castro.
Su meta, explica, es que cualquier aparato, después de su vida útil, «sea utilizado de alguna manera y a la vez colaborar en la creatividad o el desarrollo de la mente de un niño».
Sobre su colección colgante de peces linterna (Centrophryne spinulosa) recordó que visualizó estas criaturas de los abismos marinos en un motor fuera de borda de los años cincuenta y sesenta en una de sus visitas a los «mercados de pulgas» de internet.
«Utilizo esa pieza por el diseño, tiene un estilo retro, es totalmente metálico y alrededor de esa pieza lo que hice fue generar el cuerpo del pez en fibra de vidrio», indicó Castro.
Las aletas son de aluminio, cortadas con láser y moldeadas con prensa hidráulica, los dientes clavos de construcción, los ojos y linterna que cuelga al frente son focos alimentados por un sistema eléctrico de 110 voltios.
Sobre el cangrejo rojo, que hoy mantiene guardado, Castro contó que la idea llegó de un «escarabajo» color rojo que tiene una vecina.
Viendo la tapa trasera del vehículo el artista se imaginaba «patas de cangrejo», por ello buscó una tapadera similar en repuestos usados.
«Los ojos son unas lámparas de jardín, las patas son sistemas de frenos de camiones, mangueras de calentadores de agua del hogar y piezas de fibra de vidrio», precisó el ambientalista.
El artista, que se gana la vida como contratista independiente de diseño industrial, subrayó que a raíz de la basura emanada de fábricas la gente y los animales también están siendo «contaminados».
«Es muy feo lo que está pasando, yo en lo personal camino por una playa y veo la basura en el piso y me da la sensación de que están contaminando mi propia casa», dijo.
Castro quien instaló este enero sus 27 peces en el LA Art Show, en representación de MOLAA, exhibirá próximamente su arte del reciclaje en Las Vegas (Nevada) y en su natal Argentina.