Oruro (Bolivia).– Las morenadas, las diabladas, los tinkus o los caporales dieron de nuevo brillo a Oruro, la capital del folclore boliviano que, con alegría, devoción y sin restricciones, dio inicio a su carnaval, declarado Patrimonio de la Humanidad, y uno de los más importantes de Surámerica.

Luego de meses de preparación cientos de bailarines hicieron de las calles de Oruro una pasarela de baile y jolgorio en las que desde las primeras horas del día lucieron vistosos trajes de las danzas típicas bolivianas para también rendir tributo a la Virgen del Socavón.

Las bandas de música también acompañan el recorrido, de cerca de tres kilómetros, de las diferentes comparsas que desde noviembre se preparan para deleitar a propios y extranjeros con las deslumbrantes coreografías y contagiar a todos de la cultura boliviana.

«El Carnaval de Oruro ha sido nuestro primer Patrimonio Inmaterial de la Humanidad consagrado por Oruro y por el país, es un carnaval sui generis porque tiene un lenguaje religioso muy marcado», expresó a EFE el reconocido historiador Fernando Cajías.

Los bombos, las trompetas y los platillos le dieron el ritmo a las tradicionales morenadas, una de las danzas más requeridas en el carnaval, en la que las mujeres visten trajes llenos de brillos, plumas y piedras de vistosos colores y los hombres usan unas máscaras con rasgos exagerados.

Este baile se caracteriza por su paso lento que rememora las danzas de los antiguos esclavos traídos desde África a América.

También se disfrutó de la emblemática diablada, en la que los bailarines utilizan vistosas máscaras de ojos saltones y cuernos similares a los de un diablo, y saltan moviendo unas pañoletas de colores escenificando la lucha entre el bien y el mal, que son representados por el arcángel San Miguel y Lucifer.

Otras de las danzas que se pueden apreciar en el recorrido es el enérgico tinku o los caporales, que es más requerido por los jóvenes.

«Estoy bailando caporales hace 17 años por devoción, soy muy creyente y es la máxima expresión de la cultura y de nuestras danzas», dijo a EFE Vera Moscoso.

Los bailarines finalizan el recorrido ingresando al santuario de la Virgen del Socavón de rodillas y rezando, unos como una forma de agradecer por haber terminado el desfile.

Sin embargo, este año también es especial porque de alguna manera la pandemia de la covid-19 ha quedado atrás y han podido, sin restricciones, vivir de nuevo a plenitud su gran fiesta.

DE ORURO PARA EL MUNDO

Con el Carnaval de Oruro, que fue declarado en 2001 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), también se busca atraer el turismo y promover la cultura boliviana.

Precisamente para esta edición, la viceministra de Turismo, Eliana Ampuero, recibió esta semana a un grupo de medios de comunicación y generadores de contenido procedentes de Europa para que conozcan al menos seis lugares emblemáticos del país, entre ellos el fastuoso Carnaval de Oruro.

Incluso, el reconocido youtuber mexicano Luisito Comunica llegó hasta Oruro para vivir a flor de piel el carnaval.

«Es una fiesta interesante, es muy linda y agradable, creo que es la mejor de Bolivia por su alegría y el folclor», dijo a EFE la bailarina Kitsia Flores.

El Carnaval de Oruro, ciudad a 3.700 metros sobre el nivel del mar y ubicada en el altiplano, es considero uno de los más importantes tras el de Río de Janeiro.

Las celebraciones por el carnaval se extienden por toda Bolivia en estos días, con desfiles folclóricos y fiestas que tendrán lugar sobre todo entre el 18 y 21 de febrero. EFE