Río de Janeiro – Brasil es el país suramericano menos afectado por la diáspora venezolana pese a ser una nación que históricamente acoge a los inmigrantes y tiene capacidad para absorberlos, admitió hoy el ministro brasileño de Defensa, Joaquim Silva e Luna, en un foro en Río de Janeiro.
«Brasil tiene una capacidad muy grande para recibir inmigrantes y una frontera muy grande y abierta», aseguró el general brasileño en el foro «Gestión Internacional de Crisis», organizado por la Fundación Konrad Adenauer, la Unión Europea (UE) y el Centro Brasileño para las Relaciones Internacionales (Cebri).
El oficial, responsable directo por la operación puesta en marcha por Brasil para recibir a los inmigrantes venezolanos que ingresan al país por la frontera y reubicarlos en otras ciudades, recordó que Brasil es un país formado por inmigrantes y que en los últimos años acogió a miles de haitianos, pero admitió que los venezolanos han preferido otros destinos, tal vez por la crisis económica del país.
«Brasil se ha caracterizado históricamente por recibir bien a los inmigrantes pero en este momento la economía no está bien. Tal vez el flujo aumente con la recuperación económica en marcha», agregó en referencia a la profunda recesión que Brasil sufrió en 2015 y 2016, cuando su economía encogió 7 puntos porcentuales, y de la que sólo comenzó a recuperarse en 2017, con un ligero crecimiento del 1 %.
«Cuando la economía se recupere y dada la carencia de infraestructuras en el país, habrá una demanda de mano de obra que puede atender las necesidades de los inmigrantes», afirmó.
Silva e Luna afirmó que Brasil recibió en los últimos años unos 130.000 venezolanos pero que apenas permanecen en el país unos 60.000, ya que los demás prefirieron continuar rumbo a otros países, principalmente Argentina y Chile.
Recordó igualmente que el principal origen de los inmigrantes recibidos por Brasil actualmente es Bolivia y que Venezuela no aparece en los primeros lugares.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) citados en el foro, de los 2.493.323 millones de venezolanos que han abandonado su país en los últimos años, que corresponden al 8 % de la población, 1.069.034 se dirigieron a Colombia, 353.000 a Perú, 164.886 a Chile, 82.000 a Argentina, 64.000 a Brasil y 62.000 a Ecuador.
El ministro atribuyó el bajo flujo de venezolanos hacia Brasil igualmente a que el único paso fronterizo entre ambos países es por el estado amazónico de Roraima, uno de los más pobres del país, y a que la mayoría de los que ingresa a territorio brasileño carece de todo y por lo general tiene que recorrer a pie los más de 200 kilómetros hasta la ciudad de Boa Vista.
«En Brasil no hay una crisis de inmigrantes venezolanos. Se trata de una crisis local, concentrada en el estado de Roraima, que tiene una población de unos 550.000 habitantes, de los que 350.000 viven en Boa Vista, y es la región del país con menor renta», afirmó.
«Roraima produce poco y la mayoría de la población vive de la Seguridad Social debido a que un tercio de su territorio es de reserva indígena y otro tercio de área selvática. Prácticamente no queda nada para cultivar», dijo.
Según el militar, el ingreso de más de 60.000 venezolanos a Roraima presionó la demanda por servicios de salud y educación en una región que ya era carente.
El ministro afirmó que, por ese motivo, el principal objetivo de la operación puesta en marcha por Brasil para acoger a los venezolanos es reubicarlos en otras ciudades en donde tiene más posibilidades de encontrar empleo.
El plan de reubicación ha beneficiado hasta ahora a unos 2.000 inmigrantes pero la meta es retirar semanalmente a 500 venezolanos de Roraima.
«Diariamente ingresan 489 venezolanos a Roraima y salen 143. Ese estado no tiene estructura para atenderlos y por eso los estamos reubicando. El Gobierno se está esforzando para aumentar las reubicaciones y equilibrar ese flujo de llegadas y salidas», dijo.
Además de aclarar que la diáspora venezolana no ha provocado una crisis en Brasil, el general desmintió que hubiese generado una crisis de seguridad en Roraima, a lo que son atribuidos los incidentes violentos registrados entre brasileños e inmigrantes en las últimas semanas.
«Roraima es el estado más seguro de Brasil. No hay ningún problema de seguridad. Se trata de un alarmismo por presiones políticas», afirmó en referencia a los discursos xenófobos de algunos de los candidatos a las elecciones regionales de octubre próximo en ese estado.
Los participantes del foro advirtieron precisamente de la posibilidad de que surjan movimientos nacionalistas y xenófobos en caso de que los países de Sudamérica no consigan lidiar correctamente con la crisis generada por la diáspora venezolana.
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