Tegucigalpa – La directora de país de la organización humanitaria Visión Mundial, Karen Ramos, denunció este martes que la violencia sexual contra las niñas y niños en Honduras «se ha incrementado» e hizo un llamamiento a «hacer algo para detenerla».

La denuncia la hizo Ramos durante el lanzamiento en Tegucigalpa de la campaña Prevención de abuso sexual infantil «Transforma mi Mundo».

La representante de Visión Mundial dijo que desde la sociedad civil y las diferentes organizaciones se debe hacer mucho más para proteger a las niñas y niños.

Agregó que las personas deben conocer la situación y denunciar cada vez que sepan de una violación contra la niñez hondureña.

Ramos señaló además que se debe trabajar con la niñez enseñándole a identificar los momentos de peligro, pedir ayuda y denunciar a los que intenten abusar de ellos.

La campaña tiene como objetivo «visibilizar la problemática de abuso sexual infantil en Honduras y sensibilizar y concienciar sobre sus graves efectos, fortalecer conocimientos de los actores clave para identificar, atender y referir el público meta que son las niñas y los niños, padres, madres y cuidadores públicos en general».

Según registros del Ministerio Público, en 2022 cada cuatro o cinco horas se reportó un caso de abuso sexual infantil.

La Secretaría de Derechos Humanos, por su parte, registró en 2022 más de 3.000 casos de abuso sexual infantil, en su mayoría niñas, que representaron un aumento del 20 % en comparación con 2021.

NIÑOS VAN A LA ESCUELA SIN COMER  

Visión Mundial señaló que la mayoría de los casos de abuso sexual infantil ocurren en el hogar de la víctima, con un alto porcentaje del 90 % de los agresores siendo familiares cercanos o conocidos de confianza.

Además, la falta de medidas preventivas y la impunidad para los agresores son factores que contribuyen a la persistencia del abuso sexual infantil.

Ramos también dijo que el lunes estuvo en una comunidad muy pobre de Choluteca, en el sur de Honduras, donde hay personas que «no tienen ni siquiera para la comida del día».

Agregó que en una conversación con una maestra, conoció que lo más difícil de todo lo que sufren, además de «la pobreza y mucha violencia», es «escuchar a los niños y niñas que se van a la escuela sin haber tomado su alimento del día».

La maestra también le relató a Ramos sobre el caso de una niña de unos quince años que al finalizar las clases no se quería ir de la escuela, porque su padre estaba abusando de ella.

La niña pedía que fuera una tía suya por ella y decía que se quería ir del país.

El padre, al enterarse de que en la escuela se estaba protegiendo a la niña, amenazó a la maestra, que se sintió «impotente», con demandarla, acotó Ramos.

CONFINAMIENTO POR LA COVID-19 AFECTÓ A LA NIÑEZ

La directora de la organización Casa Alianza, Cándida Sauceda, dijo a EFE que hay preocupación porque con las leyes a favor de la infancia que se han tratado de promulgar, «todavía no se ve el total apoyo del Estado».

Añadió que en el país se necesita además que se haga efectiva la Ley de Desplazamiento Forzado.

Sauceda considera que «el tema de la niñez necesita que se le ponga mucha más atención».

Además, indicó que solo en enero de 2023 fueron repatriados 3.337 hondureños de Estados Unidos y México, y que de esa cifra 815 eran niñas y niños, de los que muchos no venían acompañados.

Según Sauceda, «la violencia generalizada es la que está expulsando a los niños y niñas fuera del país».

«Cuando les preguntamos por qué se van o intentan irse, lo que más manejan es la violencia intrafamiliar y la que hay fuera de sus hogares», subrayó.

La titular de Casa Alianza también indicó que la pandemia de la covid-19, que afectó a Honduras entre 2020 y 2022, dejó daños muy   fuertes, principalmente entre la niñez, por la intolerancia que se dio durante el confinamiento que hubo durante dos años.

«La intolerancia generó muchas situaciones de daño y abuso sexual a la niñez», apostilló.