El entrenador del Club Motagua, el argentino Diego Vázquez (c), fue registrado este jueves, durante un entrenamiento, en el Complejo Deportivo Pedro Átala de Amarateca (Honduras). EFE/Gustavo Amador

Tegucigalpa – Cuando el argentino Diego Vázquez llegó en 1997 a Tegucigalpa, a jugar como portero del Motagua, el segundo equipo en afición de Honduras, nunca se imaginó que en este club se convertiría en ídolo, no solo evitando goles, sino también como su entrenador.

Natural de San Martín, provincia de Mendoza, donde nació el 3 de julio de 1971, Vázquez, de 1,94 metros de estatura, llegó al Motagua para ser titular, objetivo que muy pronto logró. Con el Motagua fue portero en las temporadas de 1997 a 2000 y de 2001 a 2002, ganando cinco campeonatos.

Pero su huella en el fútbol hondureño también la dejó en otros equipos: Marathón, Universidad, Valencia, Vida, Victoria y Deportes Savio. Además, jugó para el Suchitepéquez, de Guatemala.

EN EL NIDO DEL ÁGUILA

En entrevista con Efe en el «Nido del águila», en Amarateca, unos 20 kilómetros al norte de Tegucigalpa, Vázquez recordó su llegada a Honduras y lo que ha significado para él, el Club Deportivo Motagua, cuyo símbolo es un águila azul.

Son «casi 23 años desde que llegué a este hermoso país, en aquel tiempo estaba en Independiente, de Mendoza, y se dio la oportunidad de venir al Motagua», subrayó Vázquez luego de una breve charla con sus jugadores previa al entrenamiento, después del empate a cero del miércoles en Tegucigalpa, contra el Universidad Pedagógica, rival del que dijo que se le pudo haber ganado por «tres a cero».

Su carrera como portero en Honduras la cerró cuando tenía 40 años. Luego se fue a Mendoza a estudiar como técnico, sin imaginarse que el mismo equipo al que vino a defender e el arco, le abriría de nuevo las puertas como estratega, sin que tuviera experiencia en el banquillo.

Lo único que Vázquez tenía a su favor, era que conocía muy bien el fútbol hondureño y a su gente, entre la que hubo quienes incluso le sugirieron en su momento que se nacionalizara hondureño para que fuera portero de la selección del país centroamericano.

Al final se convirtió en ciudadano argentino-hondureño, pero no fue portero de Honduras, donde sigue siendo un ídolo de los hinchas del Motagua, equipo con el que tiene contrato hasta el 2021.

Del Motagua, dijo que le dio «la oportunidad y aquí estamos transitando el séptimo año como técnico de este gran equipo», con el que ha ganado, además, como timonel, cinco campeonatos y una «Súper Copa».

Diego se define como un entrenador que siempre vive el día a día, que cree y trata «de mejorar, de no conformarse nunca, siempre querer un poco más» y «disfrutar cada día que estamos acá».

«La verdad que cada día que vengo acá al complejo de Amarateca o estoy con el Motagua dirigiendo un partido, me siento privilegiado por poder vivir de lo que a uno le gusta», recalcó.

BUCEADOR DE EQUILIBRIO

Del fútbol no olvida que «cuando era niño», todo «era un juego», y aunque el deporte «sigue siendo un juego en lo más esencial», entonces trata de «vivir el día a día, de tratar de mejorar y ser curioso».

A Vázquez, quien se presenta como un hondureño más, con un hijo que nació en este país, le gusta decir que es «un buceador de equilibrio».

En lo que respecta al fútbol de Argentina y el de Honduras, señaló que si se establece un paralelo, «sí es diferente en muchos aspectos», pero que «físicamente el biotipo del jugador hondureño es muy fuerte, muy bueno, también en lo atlético».

El timonel del Motagua ha reforzado al equipo en los últimos años con otros argentinos, el portero Jonathan Rougier, de muy buen desempeño, y los atacantes Matías Galvaliz y Gonzalo Klusener, además del paraguayo Roberto Moreira, uno de sus principales goleadores. Klusener se incorporó este año al club.

ELIMINACIÓN EN LIGA CAMPEONES CONCACAF

El técnico ha pasado página de la eliminación del Motagua en la Liga Campeones de Concacaf (Confederación Norte, Centroamérica y el Caribe de Fùtbol), contra el Atlanta United, de EE.UU., ante el que empató en el juego de ida 1-1, y perdió por 3-0 en el de vuelta.

«Eso para nosotros -jugar en la Liga Concacaf- es un premio, lo sigo sosteniendo, hicimos un gran partido acá y nos costó mucho allá en Atlanta, por diversas situaciones que quizá si uno las nombra, la gente puede decir que es una excusa», enfatizó Vázquez.

En su opinión, «hay una realidad que no se puede obviar. Sí fueron superiores, los goles no los hicieron los dos Martínez (Gonzalo y Josef), que vienen uno de River y otro del Torino, súper poderoso; eso no quiere decir que no pudimos ser un poco más competitivos, pero sí quedamos a deber en el partido final».

En el torneo hondureño Clausura, el Motagua es segundo con 21 puntos, superado, solamente por goles, por el Olimpia.

Vázquez lamento que el miércoles su equipo no haya podido pasar del empate sin goles ante el Universidad Pedagógica, pese al dominio que ejerció sobre el rival. Ese marcador le imposibilitó al Motagua saltar al primer lugar.

Pero eso, también es pasado, ahora las «águilas» del Motagua están concentradas en el juego del próximo sábado ante el Real España, que dirige el uruguayo Ramiro Martínez, en uno de los clásicos del fútbol local.

Luego vienen los clásicos contra Olimpia y Marathón, cuyos técnicos, en el orden, son los argentinos Pedro Troglio y Héctor Vargas.

«Quedan siete partidos que van a ser siete finales, queremos llegar paso a paso, ahora solo pensamos en el sábado, contra el Real España», afirmó Vázquez, quien ya es una leyenda en el Motagua, equipo en el que nunca un técnico estuvo tanto tiempo.