Vista aérea de un puerto y de contenedores en Lianyungang, provincia de Jiangsu, en China. EFE/EPA/ALEKSANDAR PLAVEVSKI/Archivo

Ginebra – El COVID-19 ha reducido las exportaciones mundiales en 50.000 millones de dólares solo en febrero, según un análisis publicado hoy por la Organismo de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD).

China ha vivido semanas de semiparálisis tras la propagación del brote del COVID-19, identificado a mediados del pasado enero y que le obligó a cerrar fábricas y a restringir el movimiento de personas para contener la expansión de la epidemia desde Wuhan, capital de la provincia de Hubei, al resto del país.

El resultado de esas medidas fue una caída del 2 % en la producción de China, principalmente de insumos y componentes destinados a la elaboración de productos finales como automóviles, teléfonos móviles, equipos médicos, entre otros, según las estimaciones del organismo.

El gigante asiático es responsable del 20 % de la producción y comercio global de productos intermedios, lo que hace de este país un actor indispensable en la cadena mundial de producción, dijo la directora de Comercio Internacional de la UNCTAD, Pamela Coke-Hamilton.

Los más perjudicados con la pérdida de exportaciones son la Unión Europea (UE), donde se calcula que fue de 15.000 millones el pasado mes y las industrias más afectadas han sido de maquinaría, automovilística, química y de instrumentos de precisión.

Japón y Estados Unidos han perdido en ventas al exterior cerca de 5.200 y 5.800 millones de dólares, respectivamente, mientras que en la lista de afectados siguen Vietnam (2.300 millones) y Taiwán (2.600 millones).

El grado de integración de los países e industrias con la economía china, así como su interdependencia, son claros. Si la reducción de suministros continúa puede haber un impacto en los precios·, explicó, por su parte, el economista Alessandro Nicita.

Del análisis de los datos de las últimas semanas, los expertos de la ONU han concluido que más allá de que la mayoría de casos de COVID-19 sigan estando en China, el hecho de que este país es un proveedor irremplazable para muchas compañías hace que la interrupción o disminución de su producción tenga un impacto mundial.

Tras lo que parece haber sido el pico de la epidemia del coronavirus en China y la disminución sostenida de casos en días recientes, el sector industrial está volviendo gradualmente a la normalidad y muchas plantas están empezando a producir de nuevo.

De los casi 91.000 casos de coronavirus a nivel mundial confirmados por la Organización Mundial de la Salud, más de 80.000 corresponden a China.

Nicita dijo que a corto plazo es muy difícil reducir la dependencia frente a la cadena de suministro china, puesto que identificar a nuevos abastecedores en otros países es una tarea que requiere tiempo.

Agregó que, además de su capacidad de producción, la fuerza de China está en todo el sistema logístico y las infraestructuras de transporte que ha creado para mover sus producción fuera y dentro del país por vía terrestre, aérea y marítima.

Coke-Hamilton advirtió de que si la epidemia no se controla rápidamente, es posible que su impacto en la economía global sea más fuerte y que, en ese contexto, los países en desarrollo serán los más golpeados.

El impacto económico del virus dependerá de las medidas que los países tomen para contenerlo y China ha hecho un gran trabajo en este sentido, aunque ha sacrificado un poco su economía con el cierre de plantas y la restricción al movimiento de personas, todo lo cual era necesario, pero ha tenido un efecto negativo, explicó.