Davos (Suiza) – El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado ligeramente sus previsiones de crecimiento de la economía global al 3,3 % en 2020 y al 3,4 % en 2021, debido fundamentalmente a una desaceleración mayor a la esperada en la India y al impacto de un malestar social creciente.
Durante la presentación este lunes en el Foro Económico Mundial de Davos del informe de «Perspectivas Económicas Globales», la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, ha dicho que la recuperación del crecimiento mundial sigue siendo incierta, ya que depende en buena medida de unas economías emergentes estresadas y de bajo rendimiento.
Sin embargo, también ha destacado algunos elementos positivos, como la sensación de que la actividad manufacturera y el comercio internacional han tocado fondo y sólo pueden remontar.
En informe incide en la aplicación de políticas monetarias menos rígidas y en las buenas noticias que llegan sobre el conflicto comercial entre China y Estados Unidos, así como sobre las posibilidades de un «brexit» duro, cada vez más escasas.
Gopinath ha explicado que hace tres meses se pensó que los riesgos eran mayores, mientras que ahora se ven señales de estabilización, lo que podría contribuir a un aumento del gasto de familias y empresas.
No obstante, ha advertido de que la recuperación es lenta y persisten peligros cuya dimensión es difícil de predecir, como las tensiones geopolíticas entre EEUU e Irán, o el conflicto comercial entre EEUU y la UE.
Sobre el reciente enfrentamiento entre EEUU e Irán, el informe señala que podría empeorar aún más las relaciones entre EEUU y sus socios comerciales, y ampliar las «fricciones» económicas entre otros países, lo que a su vez conduciría a un «rápido deterioro del sentimiento económico».
Para el gigante estadounidense, el FMI calcula un crecimiento del 2 % en 2020 frente al 2,3 % estimado para 2019, que se reducirá aún más en 2021, hasta el 1,7 %, por las perspectivas de que el presidente estadounidense, Donald Trump, aplique una política fiscal demasiado neutra.
Los números de China, pese a la desaceleración constatada por el FMI, están lejos de los del resto de países: crecerá un 6 % en 2020 y un 5,8 % en 2021. Aún así, continuará su tendencia decreciente, que ya hizo que en 2019 su actividad se expandiera un 6,1 %, la tasa más baja desde 1990.
También prevé el FMI un mayor grado de cooperación multilateral, y entiende que los estados deben protegerse frente a los riesgos mejorando su sector financiero y su política fiscal, sin olvidar la lucha contra las emisiones de efecto invernadero.
La directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, ha alertado de que la política monetaria no puede ser ya el único camino para impulsar el crecimiento, y ha reclamado a los países a contar con medidas contingentes y a mejorar los estabilizadores automáticos por si se produjera una desaceleración brusca del crecimiento.
Gopinath ha animado a los países con mayor margen fiscal a invertir en capital humano e infraestructuras «verdes» y ha apuntado la necesidad de un nuevo régimen tributario internacional para adaptarse a la economía digital y reducir la evasión de impuestos.
En el último trimestre de 2019 el crecimiento en los mercados emergentes -entre los que el FMI incluye la India, México y Sudáfrica-, fue más débil de lo que estimaba el propio organismo en octubre del pasado año, en gran parte debido a la caída de la demanda interna (consumo e inversión).
En el caso de la India, a cuya economía el FMI achaca la revisión a la baja del crecimiento previsto para la economía global en 2020, Gopinath ha atribuido la debilidad de la demanda interna a la significativa caída del crédito asociada a los desequilibrios del sector financiero, especialmente el no bancario.
El documento señala que los riesgos que amenazan la economía global siguen bajo control y que se ha constatado que persiste la estabilidad de los mercados, algo a lo que ha contribuido la bajada de tono en el conflicto entre China y Estados Unidos.
Al respecto, la economista jefe ha detallado que el acuerdo preliminar entre ambos países ha contribuido a reducir de 0,8 a 0,5 puntos porcentuales el impacto negativo acumulado esperado de la guerra comercial sobre el PIB mundial.