Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Por Isis Rubio)- De niño era tímido, con el tiempo fue incursionando en la pintura, música y el teatro, hoy en día, Mauricio Medina se define como “un idealista que siempre tiene una idea lista para poder salir adelante”.
-Su amor por el teatro viene desde su infancia.
-Sus padres lo matricularon en talleres de actuación para quitar la timidez.
Mauricio Medina es originario de Tegucigalpa, creció en el centro de la capital, en el barrio La Moncada, “es algo curioso, porque es el barrio donde se encuentra el Teatro Nacional Manuel Bonilla, yo vivía a dos cuadras del teatro y a veces me escapaba a ver algún evento que había por ahí o alguna obra”, recordó.
Sus padres fueron don Luis Alonso Medina y doña Eva María Barahona, sus hermanos José Luis un publicista y Mariel, ingeniera agrónomo y docente de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Mauricio Medina está casado con Brenda Marina Martínez, una arquitecta con quien procrearon dos hijos de 23 y 22 años; su hija mayor se llama María Celeste, es ingeniera civil y su hijo Mauricio estudia el cuarto año de medicina.
Un niño tímido
Relató que su infancia fue normal y la consideró muy feliz al lado de sus padres y hermanos, donde logró jugar en las calles con sus amigos.
“Fui un niño bien tímido y desde pequeño jugaba hacer obras de teatro con mis juguetes cada uno de los muñequitos, de los carritos tenían una personalidad, una voz y me gustaba hacerles historias a mis hermanos y a mis primos, me gustaba saber que yo era el que dirigía la escena de todos esos juguetitos que tenía, entonces desde ahí se me desarrolló el amor por el teatro”, detalló.
En cuanto a la educación, dijo que cursó la primaria en la escuela República de Uruguay, la cual estaba cerca de su casa, “ahí pude cultivar muchas amistades que todavía las conservo”.
Sostuvo que estando en la escuela, pese a ser un niño tímido participaba en todo lo que se refería al arte, obras de teatro, poesía, canto, pintura, “ese era mi mundo”.
Su primera obra
“Mi primera obra oficial la hice el día de Lempira, recuerdo que yo era Lempira, también participe en la obra “El Brindis del Bohemio”, estuve en el coro, cantaba muy bien nos presentábamos en el Teatro Nacional, gané concursos de dibujo y pintura, participaba en poesía donde gané el primer lugar”, manifestó.
Señaló que sus logros fueron gracias a los maestros que influyeron en su vida, también al apoyo de sus padres, “todo lo relacionado al arte siempre me gustó desde pequeño”, reafirmó.
Agregó que la secundaria la realizó en el Instituto Hibueras y su carrera la terminó en el Instituto Alfonso Guillén Zelaya, en todas las obras de teatro y actividades artísticas participaba. Rememora que también ganó festivales de la canción inédita, y dijo que hasta la fecha sigue escribiendo canciones.
Mauricio Medina estudió la carrera de Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), y la carrera de Comunicaciones y Publicidad en una universidad privada.
Talleres de teatro para quitar la timidez
Relató que sus padres al ver su destreza por las artes lo matricularon en talleres de teatro para que fuera desarrollándose en el escenario.
Agregó que también lo matricularon en la Alianza Francesa en unos talleres de actuación que eran impartidos por experimentados conocedores muchos de ellos de otras nacionalidades.
“Me costaba exponer, yo sabía que traía el arte por las venas, pero mi timidez me ganaba, me costaba mucho expresarme, pero los talleres me ayudaron, me profesionalicé más de manera que fui incursionando en todo”, manifestó.
Dijo que de las cuatro escuelas de arte que tiene Honduras se matriculó en tres de ellas, – “recibí muchos talleres de capacitación en la Escuela de Arte Dramático; y como me gusta pintar”, – detalla que -, sus padres le matricularon en la Escuela de Bellas Artes y fue allí donde se profesionalizó en el arte del dibujo y la pintura. En la escuela de Música también hizo cursos, lo que, según desmenuza, le valió para participar en muchos coros con los que recorrió Honduras y otros países del mundo.
Grabó su primera canción a los 13 años
Recordó el sacrificio que hizo su mamá cuando él a sus 13 años grabó la primera canción de su autoría.
“Aún guardo la factura de lo que gastó mi mamá en ese momento, me grabó la primera canción en un estudio de grabación que había en Plaza Miraflores, costó 75 lempiras en ese tiempo era carísimo y de ahí en adelante mi producción musical no ha parado”, comentó.
Sostuvo que la mayoría de personas solo lo relacionan como director de teatro, “pero en realidad también soy actor y he incursionado en muchas artes”.
Con la pandemia “nos reinventamos”
Mauricio Medina que también es publicista expresa que con la llegada de la pandemia se tuvo que reinventar para poder sacar adelante sus proyectos.
“Cuando la pandemia comenzó, me asusté, me preocupé porque soy capacitador, doy capacitaciones en muchos lugares en la Cámara de Comercio, bancos, aseguradoras, lo que es servicio al cliente, en universidades y con aglomeración de personas no se podía realizar el trabajo”, expresó.
Agregó que, como también hace teatro corporativo, tiene siete grupos de teatro de diferentes instituciones y la pandemia le impedía atender estos quehaceres por el tema del distanciamiento y la bioseguridad además del confinamiento.
Medina es socio de una productora de televisión en un proyecto que conlleva con un amigo, la misma se llama Corte Publicidad, que es una agencia de publicidad y al mismo tiempo es productora de televisión, – “gracias a Dios nos reinventamos, porque la promoción de las empresas no se podía detener, la comunicación interna y externa de las empresas no se podía detener, entonces empezamos a reinventarnos y a proponer varias cosas que hoy puedo decir que durante la pandemia me ha ido mejor”.
Sostuvo que eligió ser publicista por las oportunidades que tiene para hacer varios proyectos y poner en práctica todo lo que sabe del arte.
“La publicidad es un mundo amplio donde yo puedo aplicar las artes escénicas con la dirección de actores, la escritura haciendo guiones de televisión ,anuncios comerciales, con dibujos, los bocetos de campañas publicitarias, el canto, los jingles entonces en la publicidad encontré mi punto”, sostuvo.
El teatro un espejo de vida
Mauricio Medina definió el teatro como “un espejo en mi vida”, donde se pueden ver reflejadas muchas posibilidades, situaciones de vida y adaptarlas a través de obras a un ambiente en el que la gente muchas veces dice “eso mismo estoy pasando en este momento y en vez de llorar se ríe”.
Sostuvo que su satisfacción es reflejar sus capacidades y ayudar a las personas a entretenerse, guiarlos a través de las situaciones y a educarlos de alguna manera, “siento que estoy cumpliendo con una misión de país”, argumentó.
Medina indicó que la pandemia también reinventó el teatro y las obras se tuvieron que hacer virtualmente.
“En una obra de teatro hago desde el logotipo, el diseño de la escenografía, la concepción de los vestuarios, el diseño de los personajes, la dirección escénica, la musicalización de la obra, pienso que este es el mundo donde Dios me dijo: tienes que estar y, pues aquí estoy”, señaló.
A criterio de Medina, hay una falsa percepción de que a los hondureños no les gusta el teatro, pero si les gusta, hay obras que han tenido hasta 10 mil asistencias.
Dijo que los maestros tienen una gran influencia en los estudiantes, en ese sentido, recomendó que a través de los docentes, los alumnos de primaria y secundaria pueden inculcar la cultura y el arte en todas sus facetas, visitar los teatros, no solo para ganar puntos, sino como una forma de fomentar la identidad nacional.