Decenas de personas sostienen carteles de apoyo a los inmigrantes afectados por los programas de Acción Diferida para Responsabilidad de los Padres (DAPA) y de Acción Diferida (DACA) durante una manifestación celebrada frente al Tribunal Supremo en Washington. EFE/Michael Reynolds/Archivo

Chicago (IL) – «Esta espera me está matando», escribió este lunes la soñadora mexicana Reyna Montoya en un tuit que resume la angustia y ansiedad que sufren los «soñadores» a la espera de una decisión de la Corte Suprema de Justicia sobre la Acción Diferida (DACA) que les podría poner en fila para la deportación.

Otro lunes más, los nueve jueces del supremo volvieron a no divulgar su fallo sobre el fin o permanencia de este programa de protección contra la deportación dispuesta hace justo hoy ocho años para los «soñadores» por una orden ejecutiva del presidente Barack Obama y que les dio permisos temporales de residencia y trabajo.

Unos 650.000 jóvenes indocumentados aguantan la respiración y muchos aguardan desde las 10 de la mañana en cada jornada en la que está previsto que el Máximo Tribunal comunique sus fallo con ansiedad. Unos lo siguen por las redes sociales y otros directamente en el sitio oficial del Supremo y constantemente presionan la tecla F5 para refrescar la página y ver si aparece el dictamen.

ANSIEDAD POR LAS NUBES

Montoya, que tiene 29 años y encabeza un movimiento de jóvenes llamado «Aliento» en el área de Phoenix (Arizona), ha declarado que vive con «un nivel constante de ansiedad» como la mayoría de los jóvenes llegados en la infancia y cuyas vidas están en vilo.

«Me duele el estómago, me sudan las manos y la garganta se me cierra», señala la activista que integró la lista de la revista Forbes de los 30 jóvenes menores de 30 años más influyentes por su labor social.

«Como si mi ansiedad ya no estuviera por el techo», escribió por su parte la activista Erika Andiola. «Me levanté temprano pero no hubo decisión hoy. ¡Gracias a Dios! El jueves es otro día posible», agregó.

Tal es el pesimismo de muchos jóvenes inmigrantes que para Astrid Silva, otra renombrada «soñadora», un día más sin decisión del Supremo puede considerarse igualmente una victoria.

«No hay más decisiones por hoy, así que lo voy a considerar una victoria», escribió en un tuit, donde señaló que al igual que millares de jóvenes está esperando que el Supremo decida sobre su «vida» y si puede seguir «viviendo con poco o mucho miedo» a ser deportada.

El periodista indocumentado José Antonio Vargas escribió por su parte en Twitter: «Estoy en el nivel Penthouse (ático) de la ansiedad de DACA, y eso que yo no tengo DACA o Penthouse».

A LA ESPERA DEL SUPREMO PARA SABER QUÉ HACER

Como él cientos de miles esperan noticias, especialmente los cerca de 650.000 amparados actualmente bajo este programa.

Juan Escalante, de origen venezolano y un veterano de la lucha de los beneficiarios del DACA para evitar que la protección fuera anulada por el presidente Donald Trump, señaló a Efe que se viven tiempos muy complicados, «de mucha ansiedad y angustia» entre los jóvenes.

Radicado en California, donde trabaja como director de campañas digitales para FWD.us, el activista se levantó hoy a las 6 de la mañana para seguir en línea la divulgación de fallos del Supremo en Washington.

La decisión marcará el camino que emprenderán este grupo que en su mayoría logró renovar sus permisos de trabajo, y podrán estar amparados por el programa aunque la decisión del Supremo sea negativa.

La zozobra por este fallo es por saber cuales serán los pasos a seguir. ¿Tendrán que esconderse, renunciar a su trabajo? ¿Qué hará el Congreso?

A pesar de sus casi 15 años de activismo proinmigrante y con muchas peleas como esta que no son algo «nuevo» para él, Escalante refleja lo delicado de unos días en los que se está en la «intersección de muchos momentos», con el coronavirus, las protestas contra el racismo y la violencia policial, el año electoral y la actual crisis económica.

Todo esto hace que el octavo aniversario de DACA haya transcurrido sin celebraciones, como algo «agridulce».

QUÉ DECIDE EL SUPREMO Y QUÉ PODRÍA PASAR

La decisión del Supremo pondría fin a una batalla judicial iniciada cuando Trump anunció en septiembre de 2017 que pondría fin al programa en un plazo de seis meses y varios estados, universidades, individuos y grupos defensores de los inmigrantes impugnaron en las cortes la decisión presidencial.

Los magistrados deben decidir si las cortes federales tienen autoridad legal para intervenir en la decisión de Trump.

En caso de que el fallo sea contrario, las impugnaciones no serían válidas y el Gobierno quedaría con las manos libres para implementar su decisión de poner fin al programa y determinar cómo lo hará y en qué plazos.

El Supremo también podría decidir que la forma en la que se canceló DACA fue ilegal, pero todo dependerá de lo que diga el fallo, porque el Gobierno podría potencialmente tratar un camino diferente para anular la protección, con base en un razonamiento legal diferente.

ADRENALINA

«A pesar de las especulaciones hay muchos factores en juego y tenemos que mantener la calma y bajar las revoluciones», concluyó Escalante, aunque no será fácil hasta que se conozca su fallo, ya sea este jueves o en las próximas semanas.

Mientras tanto, la adrenalina, la incertidumbre y el miedo seguirán apoderándose de los miles de «soñadores» cuya vida puede cambiar radicalmente en función de la opinión de los nueve magistrados y una web del Supremo que hoy ya sufrió problemas técnicos ante la avalancha de personas que querían conocer sus decisiones de este lunes.