Vista de inmigrantes que han cruzado ilegalmente la frontera, detenidos para ser procesados dentro de una estación de la Patrulla Fronteriza de McAllen, Texas (EEUU). EFE/Rick Loomis / Archivo

Washington – Una agrupación de cientos de pastores y ministros evangélicos de Estados Unidos pidió este martes al Gobierno del presidente Donald Trump que deje en libertad a miles de indocumentados recluidos en centros de detención a la espera de sus audiencias de inmigración.

«En interés de la salud pública -la de los detenidos, la del personal de los centros y la del público en general- le alentamos a que utilice alternativas a la detención de individuos que no presentan una amenaza a la seguridad pública», indica la carta enviada por la llamada Mesa Evangélica de Inmigración al secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Chad Wolf.

Según los dirigentes religiosos, la «expansión del uso de alternativas a la detención daría más espacio a aquellos individuos que deban permanecer detenidos, limitando la amenaza para su salud y la del personal que trabaja en esos centros, permitiendo al mismo tiempo que quienes puedan ser liberados residan con sus familiares, amigos o en la hospitalidad de las iglesias locales».

Scott Arbeiter, quien preside la organización World Relief, dijo que la mayoría de los detenidos que estaban recluidos en un centro de detención que visitó en las últimas semanas son personas que buscan asilo o han vivido por mucho tiempo en EEUU y están a la espera de la audiencia de deportación: «Sólo un número muy pequeño de estas personas ha sido condenado por un delito grave».

Según las últimas cifras del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), hay 77 inmigrantes indocumentados recluidos en centros de detención que han dado positivo por COVID-19, número que se ha duplicado en la última semana.

Según Hiyepin Im, presidente de Faith and Community Empowerment, con la amenaza de contagio de coronavirus entre los detenidos y el personal en los centros de detención de inmigración es «inadmisible que se detenga a tantos individuos, especialmente cuando hay alternativas probadas y disponibles».

Por su parte, Jo Anne Lyon de la Iglesia Wesleyana apuntó que, «aun antes de esta crisis, nuestro sistema de detención de inmigrantes tenía muchos problemas: es la detención de decenas de miles de personas que jamás han sido condenadas por delito alguno cuando hay alternativas más humanas y eficientes, en términos de costos».