“La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca”: Heinrich Heine.
Tegucigalpa (Especial Proceso Digital/Ronald Ordóñez) – Honduras se encuentra enferma de depresión y ansiedad, producto en gran medida como consecuencia del impacto de las multicrisis que se han agravado en los últimos cinco años. La conflictividad política, la pandemia a causa del SARS-CoV-2 que provoca la COVID-19, la presencia de devastadores meteoros, la creciente inseguridad y una economía que no arranca y que mantiene a la población de rodillas son parte de las graves causas.
La salud mental tiende a agravarse en Honduras, un país a las puertas de una pandemia psiquiátrica, han sentenciado los especialistas con los que conversó Proceso Digital. Ellos aseguraron que los hondureños no distan de una masificación de los males de la mente.
En lo que va de este año, de acuerdo con el registro de atenciones y de ingresos en los sanatorios Psiquiátricos Santa Rosita y Mario Mendoza de Tegucigalpa, marzo es el mes más frágil para la salud mental de los hondureños y este año no fue la excepción.
Son las mujeres las que más acuden en busca de tratamiento de su salud mental y los hombres son los que llegan cuando su necesidad ya es el internamiento.
Todo este explosivo cóctel detona en muchísimos casos en los sanatorios psiquiátricos. “Aquí se atiende como primera causa el área de consulta externa, el trastorno depresivo que representa el 30 % de la población que busca asistencia, que también es el mismo porcentaje que se presenta a nivel comunitario”, expresó a Proceso Digital el psiquiatra Mario Aguilar López, director ejecutivo del Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza.