Ciudad Juárez (México) – Un albergue en la fronteriza Ciudad Juárez que acoge por estos días a decenas de migrantes se ha convertido a su vez en un centro de terapia ocupacional y autosustentable en el que los extranjeros cultivan sus propias hortalizas y crían animales de granja.
«Todos tenemos una historia distinta. Todos queremos cruzar a Estados Unidos y queremos continuar nuestra vida. Y esto que hacemos diariamente nos ayuda a sobrellevar la convivencia», explicó este sábado a Efe José Guerrero, un migrante del oeste de México desplazado por la inseguridad y la pobreza.
Un grupo de extranjeros se abriga este invierno en el refugio de San Matías de Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso (Texas), mientras esperan regularizar su situación migratoria para poder cumplir su sueño americano, con la singularidad de que así reducen el estrés y ganan autosuficiencia alimenticia.
Este lugar es administrado por el reverendo Héctor Trejo Ponce, quien narró que este proyecto de producir el alimento tiene como objetivo poder brindar a los migrantes una correcta dieta, y a su vez hacer terapia.
«Hace tres años he iniciado la labor humanitaria con mi esposa. Son personas centroamericanas o de México, vienen del campo y tratamos que no estén en un ambiente de estrés, ansiedad o depresión. Nadie salió de su país con la intención de estar en este albergue, tienen aspiraciones, un proyecto», declaró Trejo a EFE.
Agregó que el proyecto nació a finales del año pasado y aunque están en fase de aprendizaje, ya hay capacidad de producción de suficiente alimento para todas las personas asistidas en el espacio.
Además de la vivienda donde pernoctan unas 40 personas, el refugio consta de huerto, corral e incluso una pequeña piscifactoría.
APOYO PROFESIONAL
En toda esta ardua tarea son acompañados por Benjamín Navarrete, biólogo representante de la empresa Innovaciones Biológicas.
“Estamos asesorando este proyecto alimentario para autoconsumo y contamos con un invernadero donde se va a producir tilapia», explicó.
Añadió que el reto en la zona es que la urbe se caracteriza por sus climas extremos: «En el invierno los alevines no pueden estar a cierta temperatura y tenemos que esperar que pase. Mientras que el otro reto es el calor y en caso de peces si sube mucho la temperatura pueden tener asfixia», explicó el experto.
TERAPIA OCUPACIONAL
Fabiola Mendoza Tavares, originaria del mexicano estado de Michoacán, es una de las refugiadas en este lugar. Llegó hace seis meses llena de miedo y nervios, pero poco a poco se ha disipado esta sensación.
«Nos hemos involucrado todos en las actividades, en la cría de gallinas, de los cerditos… ya nos comimos dos en Navidad. Este tipo de terapia es bueno para no pensar siempre en lo mismo. Así se nos va pasando el tiempo, este lugar con cría de animales y cultivos se parece al lugar donde me crie», dijo a Efe.
Otro caso es el de José Guerrero, procedente también del mexicano estado de Michoacán, quien aseguró que es una buena rutina regar las plantas y alimentar a los animales.
Además, existe la posibilidad de que las tareas que realizan a diario sean retribuidas económicamente.
«Es buena idea (que seamos) muchas personas. Llegamos sin dinero y si sale para emplear a las personas, qué bueno. Además, si tienes empleo podría salir para comprarte algo, y es buena opción», dijo José, muy agradecido con el espacio y la oportunidad que se les brinda.
OLA MIGRATORIA SIN PRECEDENTES
La región vive un flujo récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) detectó a más de 1,7 millones de indocumentados en la frontera con México en el año fiscal 2021, que terminó el 30 de septiembre.
México deportó a más de 114.000 extranjeros en 2021, de acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación del país.
Mientras, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) recibió un récord de 131.448 solicitudes de refugio en 2021.
A finales de 2021, la situación se agravó de nuevo en la frontera por el restablecimiento del programa estadounidense «Quédate en México», que obliga a los extranjeros a esperar en ese país mientras una corte de Estados Unidos evalúa su solicitud de asilo, lo que ha añadido todavía más presión migratoria a la región.
Aunque ahora el plazo máximo es de seis meses, este plan, conocido formalmente como Protocolo de Protección a Migrantes (MPP, en inglés) e impulsado por Donald Trump (2017-2021), dejó varadas a más de 70.000 personas en la frontera norte mexicana durante meses.