La ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, durante una entrevista con EFE. EFE/Quique Garcia

Madrid – Ante un problema común, una solución común. Es el mantra que Iberoamérica conjura desde que comenzara la pandemia del coronavirus en abril y que España defiende para salir «cuanto antes» de ella: la región «debe unir todas las fuerzas» para hacerlo «juntos».

En una entrevista con Efe con motivo de la reunión de cancilleres de la región el próximo 30 de noviembre, la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha Gozález Laya, repasa la acción conjunta de Iberoamérica para frenar la pandemia y analiza la relación actual de España y América Latina.

Asocia también la inestabilidad política y las recientes revueltas ciudadanas que viven algunos países latinoamericanos a las consecuencias de la pandemia y asegura que esta situación «preocupa y duele» a España.

«Como país amigo y hermano, nos preocupa la inestabilidad política y nos duele el dolor económico y social que esta creando la pandemia, tanto como nos duele el que está causando en nuestro país y, por lo tanto, nuestro objetivo es acompañar y apoyar a todos estos países en estos momentos difíciles», asegura la canciller.

A su juicio, «no es sorprendente» que haya «tensiones que estén empezando a aflorar» en muchos países, y resuelve que precisamente el «reto» de la región iberoamericana es poner el «foco en la recuperación económica» para «dar respuesta a muchas insatisfacciones que ahora mismo se expresan incluso de manera violenta».

UNA REUNIÓN DE CANCILLERES ATÍPICA, CON LA PANDEMIA EN EL CENTRO DE LA DISCUSIÓN

La pandemia deja en Iberoamérica cerca de medio millón de muertes del total de 1,3 millones de defunciones en todo el mundo, según datos de la Universidad John Hopkins; y en una cascada de cancelaciones de eventos en todo el mundo, la XXVII Cumbre Iberoamericana, programada para noviembre de este año, tuvo que posponerse a abril de 2021 en el Principado de Andorra.

Debido a ello, la próxima reunión de cancilleres no será la antesala de la cita presidencial, como venía siendo tradicional, y además de cuestiones administrativas deberá también centrarse en el impacto del coronavirus en la región.

González Laya adelanta que, aunque la crisis sanitaria esté en el centro de la discusión, no se dejará de lado el «contexto» de los países.

«Por supuesto, hay un contexto que también está sufriendo del impacto de la pandemia, la economía, los tejidos sociales y los sistemas democráticos, algo que estamos viendo no solo en América Latina, también a lo largo y ancho del mundo, la pandemia ha venido a tensionar aún más a muchos países», considera la canciller española.

En la reunión de ministros, donde se espera que participen los 22 estados de la región, se preparará además la declaración final de la cumbre de jefes de Estado y Gobierno, que beberá de las reuniones ministeriales celebradas durante los dos años en los que Andorra ha presidido el proceso.

LOS PAÍSES DE RENTA MEDIA, ANTE LA ENCRUCIJADA DE LA FINANCIACIÓN INTERNACIONAL

Una de las reclamaciones de España durante los meses de pandemia es que los países de renta media, entre ellos muchos de los latinoamericanos, puedan acceder a los mecanismos de financiación internacional.

El G20, uno de los principales espacios de deliberación del mundo reunido esta semana en Arabia Saudí, excluyó de su declaración esta demanda, que centrará, sin embargo, parte de la agenda de la próxima Cumbre Iberoamericana, según la ministra española.

«El G20 nunca tuvo a los países de renta media en su foco de acción», critica, y recuerda que, por esa razón, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, convocó el pasado mayo una reunión extraordinaria con sus homólogos latinoamericanos para buscar una posición común.

«Se adoptaron unas conclusiones y unas pistas de trabajo muy claras y hemos buscado desde mayo impulsar estas soluciones, tanto en diálogo con instituciones financieras internacionales como con regionales, y buscaremos que estas soluciones puedan cristalizarse durante la Cumbre iberoamericana», insiste.

LAS CONDICIONES PARA LAS ELECCIONES EN VENEZUELA LAS PONEN LOS VENEZOLANOS

La comunidad internacional mira con preocupación las elecciones parlamentarias de Venezuela del próximo 6 de diciembre, un proceso que la Unión Europea ya adelantó que no reconocería si no se garantizan unas condiciones mínimas.

González Laya matiza que dichas condiciones «no las plantea la comunidad internacional», sino que «los términos de una participación electoral se discute entre venezolanos y son ellos lo que deben encontrar unas condiciones que les permitan participar en una elecciones con condiciones democráticas».

«Eso es un diálogo con condiciones que deben discutir los actores venezolanos, en una conversación que la comunidad internacional, España, la Unión Europea, el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto apoyan, impulsan y ayudan, pero no sustituye a los venezolanos… Esa es la gran tarea pendiente en Venezuela», zanja.

IBEROAMÉRICA, UN GRAN MOTOR CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

Otra de las grandes consecuencias de la pandemia es que el esfuerzo en la lucha contra el cambio climático igualmente ha visto reducida su velocidad durante estos meses.

En estas circunstancias y unido a la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París y una cumbre del clima de la ONU (COP) convulsa, en la que no se llegaron a grandes consensos globales, Iberoamérica celebró su reunión de titulares de esta materia tras once años de ausencia en el calendario de preparación de la Cumbre Iberoamericana.

«Si uno mira la declaración después de más de una década de ni siquiera reunirse, da un mensaje claro de la prioridad que todos los países de América Latina y el Caribe le otorgan a la lucha contra el cambio climático, quizá porque muchos países de esta región sufren en primera línea sus embates», analiza la ministra.

En ese sentido, opina que Iberoamérica «es un motor contra el cambio climático, para impulsar la descarbonización de nuestras económicas, para que se cumplan los objetivos del Acuerdo de París, y tiene que ser conciencia internacional que impulse compromisos concretos, decididos y, si es posible, ambiciosos», aventura.