Los Ángeles/Phoenix – Millones de indocumentados que llevan años viviendo en EE.UU. con el miedo a ser deportados y están amparados por los programas DACA y TPS o son trabajadores agrícolas vuelven a ilusionarse con la posibilidad de que por fin se aprueben leyes que les den acceso a la ciudadanía y se muestran dispuestos a seguir en la lucha hasta conseguirlo.
Las esperanzas renovadas se dan tras la aprobación este jueves de los proyectos de Ley de Promesa y Sueño Americano 2021 (H.R. 6) y de la Ley de Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola (H.R. 1603) por parte de la Cámara de Representantes de EE.UU.
El proyecto de ley H.R.6 podría abrir una senda a la ciudadanía a cerca de 4,5 millones de indocumentados, según estimaciones del Migration Policy Institute (MPI).
Mientras, la aprobación de la ley que protege a los campesinos favorecería a 1,25 millones de indocumentados, la mitad de todos los trabajadores agrícolas de EE.UU.
ILUSIONADOS PERO PREVENIDOS
Uno de estos indocumentados ilusionados es el mexicano Manuel Alonso González, que lleva 15 años cultivando champiñones en los campos de Gilroy, al norte de California.
“Después de este duro año de la pandemia, y de batallar por muchos años es una buena noticia, espero y confió que por fin nos den la legalización, y no nos vuelvan a fallar por problemas políticos”, dijo a Efe González.
Un sentimiento parecido vive Reyna Montoya, fundadora y directora de la organización Aliento en Arizona, quién está amparada por el programa de Acción Diferida (DACA).
Tras “la alegría al ver a los congresistas tomar el primer paso para lograr el cambio”, la soñadora, nacida en la fronteriza ciudad mexicana de Tijuana, advierte a Efe que “no hay que olvidar que (el proyecto de ley) ya había sido aprobado por la Cámara baja en el pasado, pero no llegó a los sesenta votos en el Senado”.
“Esperamos ver un cambio ahora ya que más del 80 % de la población aprueba un camino a la ciudadanía para los DACA”, destacó Montoya, que emigró a EE.UU. a los 12 años y ahora a sus 30 espera por fin dejar de tener miedo a ser expulsada del país al que considera suyo.
LA ESPERANZA QUE IMPULSA LA LUCHA
“Ya no estoy tan joven y es difícil formar una familia sintiendo la ansiedad de ser deportada, no podría poner a mis hijos en la posición de una separación familiar. Además, uno de mis mayores sueños es ver crecer a mis hermanos”, aseguró la mexicana, quien dijo que celebrará “poniéndose las pilas” en su lucha porque el senado apruebe la tan ansiada Ley de los Sueños.
Esa misma fuerza de lucha de Montoya la tiene la salvadoreña Doris Reina-Landaverde. Esta madre de tres hijas que llegó a Estados Unidos hace 20 años “aplaude” la decisión de la Cámara de Representantes, pero reconoce que aún falta mucho para lograr un camino a la ciudadanía.
“Invito a todos los tepesianos a que alcen sus voces ya que hemos sido escuchados, lo que sucedió ayer es historia y se logró gracias a nuestra lucha, si nos hubiéramos quedado tristes en casa porque el TPS terminó, muchos ya hubiéramos sido deportados”, afirmó a Efe la salvadoreña, de 43 años.
FAMILIARES COMPARTEN ILUSIÓN
Las familias de los cerca de cinco millones de indocumentados que serían legalizados si el Senado aprueba las dos propuestas también están ilusionados. Es el caso de Victoria Ruddy, quién está casada con un campesino indocumentado en el estado de Washington.
“Ha sido un gran logro”, dijo Ruddy en una reunión de Facebook de la Unión de Trabajadores de Campesinos (UFW) que celebraba la aprobación del proyecto H.R. 1603 con un apoyo de 30 congresistas republicanos.
La activista, que ha visto el sufrimiento de su esposo por miedo a una deportación después de lustros de trabajo en los campos y de aportar al país, reflexionó sobre la importancia de que los inmigrantes participen en la lucha.
“Este es un ejemplo de que tocar la puerta de los congresistas sí funciona. Todos tienen que participar. Es bueno creer en los milagros pero el trabajo (por la aprobación de la ley) es lo que cuenta”, indicó.
LOS QUE SE QUEDAN ATRÁS
Para la “soñadora” Karina Ruiz, directora de Arizona Dream Act Coalition, la “victoria” de este jueves tiene un sabor “agridulce».
“Aunque siento la esperanza de hacerme ciudadana en un futuro, quedan fuera de este beneficio personas tan queridas como mi madre que no ha visto a su familia en años. Además, seguirán criminalizando a los inmigrantes por algún récord, son momentos que celebramos pero no bajamos la guardia”, aseguró.