Londres – El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, afirmó este miércoles que «no es práctico» cerrar «completamente» las fronteras contra la entrada de variantes foráneas del coronavirus y sostuvo que el sistema de cuarentena vigente es «uno de los más estrictos» del mundo.
Cuestionado en el Parlamento por el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, el jefe del Ejecutivo conservador descartó prohibir todos los viajes y llegadas internacionales al concluir que sería un impedimento para la importación de productos como alimentos y medicinas.
Starmer argumentó que «el principal riesgo para el programa de vacunación es la llegada de nuevas variantes del virus, como la surafricana», y criticó que ahora llegan a diario al país unas 21.000 personas que podrían contribuir a propagar el virus antes de aislarse en cuarentena.
El laborista adujo que el comité científico asesor del Gobierno ha abogado por «un cierre completo preventivo de todas las fronteras o la cuarentena obligatoria de todos los visitantes justo al llegar» a territorio británico.
Starmer lamentó que el Gobierno «aún tardará semanas» en aplicar su nueva medida de imponer una cuarentena obligatoria en un hotel especialmente designado a todas las llegadas de lugares con variantes de riesgo, como Brasil y Suráfrica.
Añadió que, en cualquier caso, esa cuarentena inmediata y más controlada sería todavía insuficiente porque solo se aplicaría a ciertos países seleccionados.
Esta semana, las autoridades sanitarias británicas han confirmado que la variante surafricana del coronavirus se ha extendido entre la población al detectarse casos no vinculados con un viaje a ese país o con otros positivos conocidos.
Al mismo tiempo, el organismo de salud pública Public Health England ha revelado que la conocida como «variante británica» ha vuelto a mutar y, al igual que las brasileña y surafricana, podría reducir la efectividad de las vacunas.