Washington – La reforma integral del sistema migratorio de Estados Unidos que promueve el presidente Joe Biden llegará en tres semanas al Congreso, donde los demócratas tienen mayoría en ambas cámaras, aunque los republicanos ya apuraron sus objeciones y pueden bloquear la legislación.
En el mismo día de su investidura Biden propuso el pasado miércoles un proyecto de ley que incluye la legalización del estatus migratorio y posterior naturalización de más de 11 millones de indocumentados en un plazo de ocho años, plazo que se reduciría a tres años en el caso de los beneficiarios de los programas DACA, TPS y trabajadores agrícolas.
El senador demócrata Bob Menéndez, a quien ahora se le ha encargado la conducción de la brega legislativa por la reforma migratoria en la Cámara alta, dijo este viernes en una teleconferencia de prensa que su equipo tendrá lista en unas tres semanas la legislación para presentarla al Congreso.
«La gran diferencia este año es que tenemos un presidente que desde el primer día de su gestión demostró que está dispuesto a emplear su capital político en busca de una solución permanente al problema de la migración», añadió.
PROBLEMAS A LA VISTA
Pero no lo tendrá fácil este exmiembro de la bipartidista «Banda de los Ocho», que en 2013 intentó que se aprobase una reforma migratoria que se quedó estancada en la Cámara de Representantes, entonces de mayoría republicana, después de superar el obstáculo en el Senado.
Uno de sus compañeros en aquel grupo bipartidista, el senador republicano Marco Rubio, no parece muy por la labor y ya criticó la actuación de Biden en sus dos primeros días en la Casa Blanca, incluido en materia migratoria.
El senador por Florida calificó como «criminal» la suspensión de las deportaciones , mientras que su colega Rick Scott, también republicano, sostuvo que «el presidente Biden y los demócratas ya están impulsando una agenda migratoria radical de amnistía y fronteras abiertas».
Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur y otro de los que integraron la «Banda de los Ocho», expresó sus dudas acerca de las posibilidades de que el plan de Biden sea aprobado en el Congreso y lo describió como «a la izquierda» del proyecto en el cual él colaboró en 2013, en el que la seguridad fronteriza tenía un peso mucho mayor que en el proyecto del presidente.
Y el presidente Biden probablemente necesitará a estos senadores republicanos que en el pasado se mostraron a favor de una reforma migratoria integral para ir sumando congesistas hasta alcanzar la mágica cifra de diez conservadores en la Cámara alta para que haya algún avance sustancial en esta materia sin resolver desde hace más de dos décadas.
ASPIRACIONES PRESIDENCIALES
En cuanto a las objeciones de políticos republicanos Menéndez dijo que algunos de ellos tienen ambiciones presidenciales «y atienden más esas cuestiones que el interés del país, el bien de la economía y la seguridad nacional».
«He hablado con otros colegas republicanos que apoyaron la iniciativa de 2013, y hemos estado en contacto con sectores económicos como la agricultura y la alta tecnología que se beneficiarían con una reforma migratoria», añadió. «El Partido Republicano tiene el derecho si quiere mantener su postura anti inmigrante, pero ahí no está el futuro».
«Es hora de comenzar un nuevo capítulo» tras el cuatrienio del pasado presidente, Donald Trump, caracterizado por los «constantes ataques a la comunidad inmigrante» añadió el legislador.
Andrew Arthur, del conservador Centro para Estudios de Inmigración, dijo en un reciente análisis que hay «muchos factores en juego» para determinar cuán probable es que se apruebe la «amnistía de Biden» para más de 11 millones de extranjeros.
El actual panorama en el Congreso, con exiguas ventajas demócratas en ambas cámaras, llevaría, estimó Arthur, a que se demorase el proceso de aprobación de la reforma.
FILIBUSTERISMO
La Cámara de Representantes puede aprobar leyes con mayoría simple pero en el Senado existe la regla de filibusterismo (una táctica dilatoria) por la cual la oposición de un solo senador puede hacer necesario el apoyo de al menos 60 votos, 10 más de los que cuentan los demócratas.
El senador demócrata Joe Manchin, de Virginia Occidental, ya ha dicho que se opone totalmente a que se elimine el filibusterismo, y Rubio comentó hoy que «la razón misma por la cual tenemos esa regla es para que cuando un partido controle todas las ramas del gobierno, un hombre o una mujer puedan resistir en el Senado las pasiones del momento».
Así que a la Casa Blanca y los demócratas no les queda otra que sentarse a llegar a un acuerdo, y ya hay republicanos que se mostraron dispuestos a considerar todo el paquete migratorio de Biden y están abiertos a la posibilidad de negociación y colaboración.
«La reforma migratoria ha sido una prioridad legislativa para mí en el Congreso», indicó en una declaración el representante Mario Díaz Balart, republicano de Florida. «Debemos llegar a una solución de sentido común que proteja nuestras fronteras, estimule la economía, modernice el sistema de visas, ofrezca una solución permanente y humana a quienes viven en las sombras, y se adhiera fielmente al imperio de la ley».