EFE/EPA/CEM OZDEL

Ankara – Turquía debe dejar de alentar la migración hacia la Unión Europea (UE) y abandonar las medidas unilaterales como medio de presión, dijo este miércoles en Ankara el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell.

Esta visita a Turquía de dos días, que Borrell calificó de «intensa» debido a los numerosos encuentros con responsables turcos, dejó patente el desencuentro entre Ankara y la UE y no supuso ningún acercamiento visible más allá de un «diálogo franco y constructivo».

Borrell, que junto al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se reunió con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y con varios ministros, no compareció ante los medios con ningún dirigente turco y no hubo comunicados conjuntos.

TENSIÓN EN LA FRONTERA GRECO-TURCA

«Entendemos la difícil situación por la que Turquía está pasando, pero hemos expresado que la actual situación en las fronteras europeas no va a llevar a ninguna solución», declaró Borrell a la prensa en Ankara.

Turquía anunció el pasado viernes que dejaba el camino libre a los migrantes en su territorio para llegar a Europa y miles de ellos se encuentran ante las fronteras terrestres griegas, cerradas y vigiladas por la Policía y el Ejército de Grecia.

Atenas ha acusado a Ankara de comportarse como un «traficante de personas», al transportar a estas a la frontera y alentarlas a cruzar.

La decisión de Ankara se produjo después de que 34 de sus soldados murieran en un bombardeo de las fuerzas sirias en Idlib, el último bastión donde milicias islamistas, apoyadas por Turquía, resisten al régimen de Bachar al Asad, respaldado por Rusia.

Ankara ha presentado el cambio en su política migratoria como resultado del hartazgo por no recibir suficiente ayuda europea ni para atender a los refugiados ni para su campaña militar en Siria.

«Hemos pedido que no se aliente un mayor movimiento de refugiados y migrantes hacia las fronteras de la Unión Europea», dijo Borrell, quien sostuvo que las acciones unilaterales minan la confianza entre Bruselas y Ankara.

Subrayó que «el aumento de la presión en la frontera entre la Unión Europea y Turquía y las acciones unilaterales no traen ninguna respuesta positiva ni beneficio a nadie, al contrario, solo puede crear problemas y empeorar la situación».

«Y quienes pagan esto son los migrantes y los refugiados sirios», añadió.

AYUDAS DE LA UE A LA POBLACIÓN SIRIA

El político español, consciente del mal momento por el que pasa la relación entre Turquía y la UE, abogó por generar «una nueva dinámica» que revierta la situación.

«Esto contribuirá a abordar la situación en Siria, a buscar una solución a la crisis y a mejorar la seguridad internacional en general, que se ha visto fuertemente comprometida por los últimos acontecimientos», explicó.

Borrell anunció que la UE destinará 170 millones de euros en ayuda humanitaria para Siria, 60 de ellos para paliar la «crisis humanitaria» en el noroeste del país.

«Turquía y la UE tienen un interés común en poner fin al conflicto en Siria. Necesitamos trabajar de la mano para abordar los desafíos comunes. Necesitamos cooperar para encontrar una manera de lograr el fin de ese conflicto», agregó Borrell.

CRÍTICAS DE ERDOGAN

Horas antes, en un discurso Erdogan acusó a la UE de «pisotear» los derechos humanos al «golpear», «hundir botes» e incluso «disparar» a los migrantes que buscan alcanzar Europa.

Acusó a la UE de no mantener su palabra en el pasado y exigió a los países europeos que apoyen «las soluciones políticas y humanitarias turcas en Siria».

Las relaciones de la UE con Turquía, socio de la OTAN, pasan por un pésimo momento por cuestiones tanto de respeto a los derechos humanos y la independencia de la Justicia en Turquía como por divergencias en política exterior y de seguridad.

Recientemente la UE impuso sanciones a responsables turcos por las perforaciones exploratorias de hidrocarburos de Turquía en aguas chipriotas y en el este del Mediterráneo.

La UE mostró ayer un respaldo sin fisuras a Atenas y algunos dirigentes europeos, como los de Grecia y Chipre, consideran que Ankara busca chantajear a la UE utilizando a los refugiados sirios como instrumento.

El bloque comunitario trata de evitar por todos los medios que se repita la crisis migratoria de 2015 y 2016, cuando más de un millón de refugiados llegaron a su territorio, y que estuvo a punto de acabar con el espacio de libre circulación Schengen y dio alas a las formaciones euroescépticas.

Los líderes de la UE han aceptado que Grecia suspendiera por un mes el derecho a solicitar asilo, incumpliendo la legislación internacional, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), y han mantenido silencio ante el uso de la fuerza por parte de la Policía helena en la frontera.