México.– Las caravanas de migrantes que entraron a México a finales de octubre y confluyeron en Tijuana en las últimas semanas, están cerca del punto crítico ante su hacinamiento en un albergue de esta ciudad fronteriza.
Según autoridades mexicanas, unas 9.000 centroamericanos llegaron a México desde el 19 de octubre en distintos grupos, de los cuales más de 7.000 arribaron a Mexicali y Tijuana, estado de Baja California, para allí pedir asilo en Estados Unidos y otros 2.000 en otros lugares del país.
En el albergue instalado en la unidad deportiva Benito Juárez de Tijuana, las autoridades municipales señalaron en su último registro que había 6.062 personas, 516 niñas, 542 niños, 1.127 mujeres y 3.877 hombres.
«La ciudad de Tijuana no tiene la capacidad suficiente para un grupo de este tamaño. Existen varios albergues pero no tiene esta capacidad debido a que es una situación inédita, un fenómeno que no se había observado», dijo el canciller mexicano, Luis Videgaray, en una entrevista con la cadena Televisa.
En ese espacio, ubicado en la zona norte de Tijuana, se preveía atender a unos 2.000 migrantes, pero la cifra se ha triplicado.
Esa situación fue señalada como un potencial «foco rojo» por autoridades sanitarias ya que podrían propiciar enfermedades respiratorias, intoxicaciones y contaminación de los alimentos.
La mayoría duermen en improvisadas casas de campaña al aire libre y con limitados servicios sanitarios y, con la llegada de varios miles más, en condiciones de hacinamiento.
La organización Amnistía Internacional denunció ayer las condiciones insalubres de los migrantes en el albergue así como la escasez de alimentos y agua.
Amnistía destacó que según autoridades federales, estatales y municipales que en los próximos días los migrantes «no tendrán suficiente comida, agua ni servicios de salud, lo que propiciará que se propaguen enfermedades».
El Ayuntamiento de Tijuana informó que solo hay recursos para mantener en operación el albergue por dos días más.
El alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, ha asegurado que atender a los migrantes le cuesta cada día al municipio unos 500.000 pesos (unos 24.600 dólares)
Gastélum declaró la semana pasada una crisis humanitaria en la ciudad y advirtió que no comprometería los servicios públicos de la ciudad para atender a los centroamericanos y denunció que el Gobierno Federal los había dejados «solos».
Videgaray calificó de «incorrecta» esta apreciación y dijo que el Gobierno federal ha estado enviando «cuantiosos» recursos materiales como alimentos agua potable, cocinas y brigadas medicas, para el sostenimiento de los albergues en Tijuana y Mexicali.
A la advertencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de cerrar la frontera ante el aumento de migrantes, Videgaray la calificó como «la peor opción» para los dos países.
«En lo que debemos trabajar ambos países es en encontrar una solución estructural al problema de la migración centroamericana y no solamente un enfoque de control o policiaco», apuntó.
El Canciller consideró la situación de los migrantes en la frontera como inminentemente urgente y particularmente en Tijuana, pero cerrar la frontera es la peor opción».
Videgaray rechazó «de manera explícita» una propuesta de Trump para que México se convirtiera en país de destino de los migrantes centroamericanos que huyen de sus países con la intención de llegar a Estados Unidos.
Videgaray recordó que México les ha ofrecido que se queden en el país y les ha hecho ofertas de empleos para tener un estatus legal, además de acceso a servicios de salud y educación «porque esa es la repuesta que debe y puede dar México».
«Es muy probable que la espera sea muy larga (para aquellos que buscan asilo) y que algunos sean rechazados y bajo esta circunstancia cuentan con la opción de quedarse en un país que los recibe con los brazos abiertos y lo único que pide es que se haga de manera ordenada y con respeto a nuestra leyes», finalizó.