Roma – Los 265 migrantes que se encuentran a bordo del barco Open Arms, de la homónima ONG española, esperan, algunos desde hace ya tres días, a que algún país europeo autorice un puerto en el que puedan desembarcar, en medio del frío y el empeoramiento de las condiciones del mar.
El barco de la organización no gubernamental catalana rescató el 31 de diciembre a 169 personas en el Mediterráneo y el 2 de enero a otras 96.
Entre ellas hay al menos catorce mujeres y 63 menores, seis de ellos muy pequeños y cuarenta que viajan sin acompañante.
MALTA NIEGA UN PUERTO E ITALIA NO RESPONDE
Una portavoz de la ONG explicó a Efe que el barco se encuentra actualmente cerca de las aguas de la isla de Lampedusa (sur de Italia), donde ha tenido que acercarse para resguardarse del mal tiempo.
La organización ha pedido ya un puerto seguro en el que desembarcar a Malta, que ha respondido con una negativa, y a Italia, que de momento no ha contestado.
La situación a bordo es tranquila, apuntaron las fuentes, pero los migrantes, sobre todo los niños y una mujer embarazada de casi nueve meses, necesitan pisar tierra lo antes posible.
La organización ha subido algunas fotos a las redes sociales en las que se ve a varios niños, de muy corta edad, jugando en cubierta y bien abrigados por el frío.
«Y, mientras esperamos un puerto seguro, la cubierta de nuestro barco se convierte en un patio de recreo. Hace frío y el tiempo empeora, necesitan bajar a tierra de inmediato», ha escrito Open Arms.
LAS LLEGADAS DE MIGRANTES A ITALIA SE TRIPLICARON EN 2020
Un total de 34.134 migrantes llegaron a Italia en 2020, casi el triple que en el año anterior, según los datos publicados por el Ministerio del Interior.
El Gobierno italiano ha pedido a la Unión Europea (UE) reiteradamente durante todo 2020, como hace desde hace años, que diseñe un plan de gestión conjunto de las aguas del Mediterráneo Central.
El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Luigi Di Maio, ha insistido al respecto en varias ocasiones y ha solicitado de nuevo esta semana que la Comisión Europea (CE) muestre valentía para aprobar «una respuesta común al tema de la inmigración» y deje de estar «inmóvil», mientras decenas de miles de personas huyen de sus países de origen e intentan llegar a Europa.
Di Maio ha defendido los corredores humanitarios para facilitar el acceso de estas personas al Viejo Continente en condiciones de seguridad y que su redistribución se realice por cuotas entre todos los países miembros.
Pero estas cifras también han sido utilizadas por el partido ultraderechista Liga, que ha acusado al Ejecutivo de Giuseppe Conte de permitir la entrada de estas personas de forma indiscriminada y ha echado mano de sus habituales discursos contra la inmigración.
De hecho, el miembro de la Liga Nicola Molteni ha criticado que «los italianos estén encerrados en casa» por las medidas de confinamiento decretadas por el Gobierno para prevenir los contagios de coronavirus mientras que «los inmigrantes desembarcan libremente en el país», a propósito de las llegadas registradas 2020, que triplicaron las del año anterior, cuando estaba vigente el decreto antiinmigración del ahora exministro del Interior Matteo Salvini, que entre otras cosas castigaba con multas a las ONG que rescataban a personas en el mar.
POR LA REUBICACIÓN OBLIGATORIA EN TODOS LOS ESTADOS COMUNITARIOS
El Gobierno actual del antisistema Movimiento 5 Estrellas y el Partido Demócrata (PD, centroizquierda) eliminó el decreto impulsado por Salvini el pasado octubre, como señal de apertura y tolerancia.
También fue este Ejecutivo progresista el que presentó como un gran avance en septiembre de 2019, pocos días después de iniciar su andadura, el acuerdo firmado en La Valeta con Malta, Alemania y Francia para reubicar a las personas socorridas en el mar.
Los cuatro países intentaron meses después, sin éxito, que el resto de Estados miembros se sumaran a la propuesta
Durante todo 2020, Italia ha exigido más cooperación europea a la hora de recibir a estas personas, al tiempo que ha impuesto medidas de prevención para evitar contagios en un año de pandemia, como la cuarentena de dos semanas que debían cumplir todos los rescatados en embarcaciones italianas ubicadas frente a las costas del país.
En opinión de la ministra del Interior de Italia, Luciana Lamorgese, la redistribución de los migrantes entre los países europeos debería ser obligatoria para dar sentido al principio de solidaridad comunitaria.