Miami – El cuidador hispano representa el 17 % del total de los estadounidenses que se encargan de personas dependientes, sin embargo son los que más sufren en su vida laboral y personal al realizar estos cuidados, según reveló este miércoles un estudio de la organización AARP.
En los Estados Unidos una de cada cinco personas tiene una persona dependiente a su cargo, es decir, más de 53 millones son cuidadores, una cifra que desde 2015 ha aumentado casi un 18 % y pone de manifiesto el envejecimiento de la población del país.
El cuidador hispano medio dedica unas 36,7 horas a la semana a su trabajo y al mismo tiempo se ocupa de una persona dependiente, lo que le obliga a salir antes, recuperar horas o tomarse días libres, situaciones que desembocan en que «no puedan pagar recursos básicos, facturas sin pagar o mudarse a lugares más baratos».
«Hemos visto lo que luchan en la actualidad los cuidadores hispanos, pues en estos tiempos sin precedentes, viven en hogares multigeneracionales y sobrellevan dificultades económicas y emocionales», dijo en un comunicado la vicepresidenta de AARP para Liderazgo Multicultural y Estrategias para Audiencias Latina, Yvette Peña.
Pese a que atienden a un ser querido durante más horas (26 a la semana), seis de cada diez dijeron que cuidar a un familiar les da un sentido de propósito frente a las respuestas de los blancos no hispanos y los asiáticos.
Además, a medida que la demanda de cuidadores ha aumentando en los últimos cinco años el estado de salud de los cuidadores latinos ha empeorado, ya que tan solo el 35 % de ellos asegura que se encuentra muy bien de salud frente al 51 % en 2015.
El estudio se realizó en colaboración con la Alianza Nacional para los Cuidados (NAC, por su sigla en inglés) con entrevistas a 1.400 cuidadores de todo el país y forma parte del seguimiento del sector que estas organizaciones vienen realizando desde 1997.
A la situación general de los cuidadores se le ha añadido la pandemia del coronavirus que ha afectado especialmente a los mayores dependientes muchos de los que cuales viven en las residencias de ancianos y en los hogares de los millones de personas que se han quedado sin trabajo.
«Esta pandemia ha puesto de relieve los obstáculos que enfrentan los cuidadores familiares mientras intentan mantenerse ellos y a sus seres queridos seguros», aseveró Peña.