Madrid – El tercer Download Festival madrileño ha arrancado este viernes entre manguerazos contra la canícula, cervezas voladoras y el habitual buen rollo confraternal del rock, pero sobre todo con dos «shows» grandes y preñados de nostalgia protagonizados por Scorpions y Papa Roach.

La asistencia del día servida por la organización, de 22.000 personas, ha revelado no obstante que su poder de convocatoria no ha sido suficiente para igualar las cifras de 2017 y 2018, 33.000 y 34.000 respectivamente, en gran parte por el cartel general y porque las altas temperaturas no han incentivado al comprador de última hora a acercarse hasta la explanada de la Caja Mágica.

Las puertas de este infierno conjurado han abierto para acoger a las 17,30 horas el concierto de Hinranya y recibir sucesivamente propuestas como las de Le Temps Du Loup, Vita Imana y Lilly. A destacar, especialmente, el directo de los emergentes Turnstile.

Ya en el acceso se ha podido comprobar que el público no iba a echar de menos solo el nivel de la programación del pasado año, sino también el césped artificial que amortiguaba el calor frente al desnudo asfalto de esta edición. Al menos los malos olores por las aguas del estanque cercano que tantas críticas despertaron la vez anterior han dado una tregua.

A las ocho de la tarde, a medida que el sol ha empezado a dar una tregua, el termómetro musical ha iniciado su ascenso con la velocidad endiablada de los fineses Children of Bodom, su teclado en posición vertical y su metal inefable, aferrado por los pelos a la melodía pero con la hosquedad del death metal, para presentar su reciete décimo disco, «Hexed».

Más matizada y dinámica ha sido acto seguido la propuesta de los californianos Papa Roach, cuando rozan los 20 años de popularidad internacional con su amplio rango estilístico, del «hard rock» al rap metal que sigue presente en su último álbum, «Who do you trust?», cuyo corte homónimo ha abierto el repertorio.

Guitarras expansivas y melodías soleadas han sonado en «Help» o «Not the only one», con su vocalista Jacoby Shaddix eufórico, empapado en sudor y tan entregado a la causa como a su fe católica, un «amén» que ha encontrado réplica en el público sobre todo en cortes como «Between angels and insects».

En el concierto, empujado por la doble percusión de algunos cortes (hasta la batería ha acabado dañada por la fuerza de los baquetazos), ha llamado especialmente la atención los versos finales en castellano de su éxito «Scars» y sobre todo su homenaje al fallecido Keith Flint con una versión de «Firestarter» de The Prodigy, justo antes del final con «Born for greatness».

La noche se ha desplegado entonces sobre Download con la épica de inconfundible sello sueco de Sabaton, con sus estribillos corales y su gusto por las letras de temática bélica, momento que muchos de los asistentes han aprovechado sin embargo para acudir en riada a la zona de restauración para llegar con los estómagos calmos al plato fuerte: Scorpions.

Su más de medio siglo de existencia no se ha trasladado a la concurrencia, muy joven en general y ávida de escuchar su repertorio más granado, pese a que los alemanes se han convertido año tras año en una referencia más que habitual de los escenarios españoles (en Madrid, sin ir más lejos, ofrecieron su última actuación en el WiZink Center en 2016).

Más allá del arranque con la reciente «Going out with a bang», lo suyo no ha sido precisamente un «viento de cambio» y solo han tocado otros dos temas de su último disco, «Return to forever» (2015), con el que certificaron que su anuncio previo de retirada había sido como las de Manolete.

Más allá del recurso fácil a la bandera española en el segundo corte, «Make it real», Scorpions se han querido llevar al público de calle apostando por el esplendor ochentero de discos como «Love At First Sting» (1984), aunque sin dejar pasar alguna pieza setentera como «In trance» (1975) y «Lovedrive» (1979), del que ha sonado «Is there anybody there?».

La suya ha sido en resumen una invitación al «riff» de guitarra contundente, bien definido y armado hasta con 22 cuerdas, al vigor vocal de un Klaus Meine que a sus 71 sostiene los agudos (con mucho pasaje instrumental de por medio para darle reposo, eso sí) y a la celebración de la época de las grandes baladas, como las imprescindibles «Send me an angel», «Wind of change» o «Still loving you», que casi compensan todo el concierto.

Download Festival 2019, que ha cerrado su programación del primer día con la fusión glam de Turbonegro, vivirá este sábado 29 de junio la segunda jornada, de nuevo marcada por temperaturas en torno a los 40 grados y una oferta encabezada por Slipknot y Stone Temple Pilots. Javier Herrero.