Washington – La ciudad de Louisville (Kentucky) se encuentra en estado de emergencia en espera de la decisión de la fiscalía sobre si va a acusar o no a los agentes de policía que mataron el pasado marzo a la afroamericana Breonna Taylor en su casa durante un registro por drogas, según medios locales.
El alcalde la localidad, Greg Fischer, dijo que la medida va acompañada del cierre al tráfico del centro de la ciudad.
Taylor, una trabajadora médica de 26 años y a la que los agentes dispararon el pasado 13 de marzo, se ha convertido en un símbolo de la lucha de los manifestantes contra el racismo y la brutalidad policial.
Aunque se desconoce cuándo se dará a conocer la decisión de los fiscales, en la zona del centro donde habitualmente tienen lugar las manifestaciones de protesta se han levantado barricadas para reducir el acceso al área y se cerrará el palacio de justicia federal.
«Nuestro objetivo es asegurar espacio y darles la oportunidad a los potenciales manifestantes para que se reúnan y expresen sus derechos de la Primera Enmienda», dijo el alcalde Fischer en un comunicado.
«Al mismo tiempo, nos estamos preparando para cualquier eventualidad y para mantener a todos a salvo», agregó, al insistir en que desconocía cuál era la decisión de la fiscalía.
Taylor fue asesinada poco después de la medianoche del 13 de marzo cuando tres agentes entraron en su casa de Louisville para llevar a cabo una orden de registro presuntamente en busca de estupefacientes, que al final no encontraron.
Su muerte, junto con la de George Floyd, un hombre negro que murió en mayo después de que un oficial de policía blanco de Minneapolis le presionase el cuello con la rodilla, desencadenó una ola nacional de protestas que exigían justicia racial y el fin del uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas del orden.