Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – La primera gran intervención de Estados Unidos en temas de narcotráfico en Honduras ocurrió cuando fue capturado el hondureño Ramón Matta Ballesteros y entregado a los agentes policiales norteamericanos para su posterior extradición.

La operación sacudió a la ciudadanía hondureña y al establecimiento político, ya que hasta la fecha el tratado de extradición con Estados Unidos no incluía a los connacionales de sus respectivos países.

Pero previó a la operación policial-militar del martes 5 de abril de 1988, las autoridades estadounidenses venían presionando por la captura y posterior entrega de Matta Ballesteros, ya que lo acusaban de operar una red para el cartel de Medellín en suelo hondureño.

Espectacular fuga

Previamente Matta había llegado sorpresivamente a Honduras, tras realizar lo que se denominó una espectacular fuga de la cárcel Modelo de Bogotá, Colombia.

El hondureño había sido detenido por las autoridades colombianas a petición norteamericana que reclamaban en extradición al connacional, ya que Estados Unidos lo señalaba de haber participado en el secuestro y asesinato agente de la agencia antidrogas DEA (por sus siglas en inglés), Enrique Camarena Salazar, hecho ocurrido el 8 de febrero de 1985 por integrantes del Cartel de Guadalajara en México y su cuerpo fue encontrado el 5 de marzo del mismo año.

Además de acusar a líderes del narcotráfico mexicano, la DEA también señaló a Matta de participar en el secuestro, torturas y asesinato del agente Camarena.

Ante su inminente extradición a Estados Unidos, Matta Ballesteros escapó de la cárcel Modelo el 19 de marzo de 1986, tras contar con la ayuda de doce guardias penitenciarios, según reportó el diario colombiano Tiempo.

Tras su fuga de Colombia, Matta viajó a Honduras y se entregó a las autoridades policiales y judiciales para responder por el juicio que se ventilaba por el caso de los esposos Ferrari, de cuya muerte se le acusó en 1978.

Presiones iniciales

Una vez en Honduras, las presiones de Estados Unidos comenzaron para reclamar su entrega, el mismo Departamento de Estado norteamericano había emitido un comunicado en febrero de 1988 donde señalaba que Matta Ballesteros organizaba la red para el famoso cartel del narcotráfico colombiano y en el mismo señalaba que para lograr su objetivo el acusado “indudablemente” necesitaría del “apoyo de oficiales corruptos” de las Fuerzas Armadas del país.

La presión estadounidense para la entrega de Matta se intensificó cuando el subsecretario de Estado de ese momento, Elliot Abrahams, comentó que el poder que tenía Matta era un peligro para Honduras, según publicó el diario La Tribuna.

A tal grado que el entonces Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (Cosuffaa), una especie de parlamento castrense, que detentaba el poder real en la institución armada en el país, rechazó las acusaciones de Washington de que habían altos oficiales involucrados en el tráfico de drogas.

Pero las presiones estadounidenses se redoblaron, tanto a los militares como al gobierno que entonces presidía José Azcona del Hoyo, especialmente las que hacía el embajador de Washington en Tegucigalpa esa época, Everret Briggs, que recordaba que el tratado de extradición de 1912 de ambos países estaba vigente.

El entonces comandante de la Fuerza de Seguridad Pública (Fusep), coronel Leonel Riera Lunatti, dijo previamente que tenían la certeza que Matta Ballesteros era un narcotraficante, indicando que el sindicado llegó a acumular una fortuna de 2 mil millones de dólares.

Ante las acusaciones y presiones, Matta dijo a la prensa hondureña que la DEA preparaba acciones para llevárselo a Estados Unidos.

Y ese día llegó, el martes 5 de abril de 1988, cuando un comando de la unidad especial de “Los Cobras” llegó a la residencia de Matta en la colonia América de la capital hondureña y con una orden judicial registraron su casa.

Matta, que venía de hacer sus ejercicios matutinos junto a sus guardaespaldas, llegó a la vivienda que estaba siendo registrada y por sugerencia de su abogado Carlos Lorenzana accedió y fue detenido por agentes policiales, para nunca regresar a su hogar hasta el momento.

Tras su captura, Matta fue entregado a los alguaciles norteamericanos que lo enviaron a la República Dominicana y de ahí en un vuelo a Puerto Rico, que por ser jurisdicción federal de Estados Unidos fue detenido oficialmente por la DEA.

La entrega de Matta fue elogiada por el gobierno estadounidense que felicitó a su similar hondureño por la “rápida respuesta” a la captura del entonces supuesto narcotraficante.

Polémica

Tras conocerse la captura por fuerzas policiales y posterior extradición de Matta Ballesteros, la polémica estalló en Honduras, ya que muchos abogados y dirigentes políticos señalaron que se había violado la Constitución Política del país que señalaba en ese momento que no se podían extraditar ciudadanos hondureños.

Incluso en el Congreso Nacional se condenó inicialmente la captura y entrega de Matta Ballesteros.

Estalla violencia

La polémica por la extradición de Matta Ballesteros se intensificó en el país al grado que una manifestación convocada el jueves 7 de abril concluyó frente a la embajada de Estados Unidos que se saldó con dos muertos y la quema parcial del edificio anexo de la misión diplomática.

Asimismo, se convocaron a jornadas de protesta a nivel nacional.

El gobierno de Azcona reaccionó declarando emergencia nacional y suspendiendo las garantías por varios días.

Cadena perpetúa

Ya en Estados Unidos, Matta Ballesteros fue llevado a la corte para desarrollar un juicio que lo condenó a varias cadenas perpetuas, por narcotráfico y por la muerte del agente Camarena.

Paradójicamente, Matta Ballesteros que fue capturado y entregado por la presión estadounidense por el caso Camarena, finalmente fue absuelto del mismo en 2018 al comprobarse, tras una revisión judicial, que no participó en el secuestro y asesinato del agente de la DEA, pero le quedaron las otras condenas a cadena perpetua por el tráfico de drogas. (PD).