Washington – La niña guatemalteca de siete años que falleció el pasado 8 de diciembre estando bajo custodia de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. sufrió una «rápida infección gradual», según concluyó el forense del condado de El Paso (Texas).
La infección provocó una «rápida propagación bacteriana sistémica y un deterioro clínico importante, que produjo una disfunción orgánica múltiple y la muerte», afirmó el forense, Mario A. Rascon, en su reporte, según NBC News.
El informe indica que los médicos que trataron a la paciente no fueron capaces de identificar la bacteria en cuestión más allá de tratarse de un estreptococo.
La niña, Jakelin Caal Maquín, viajaba con su padre dentro de un grupo de 163 migrantes que fueron detenidos tras cruzar la frontera de México con EE.UU. a la altura Antelope Wells, en el estado de Nuevo México y en medio del desierto, el pasado 6 de diciembre.
Al día siguiente, tras horas de detención en unas instalaciones de la Patrulla Fronteriza el padre alertó que su hija había estado vomitando y no respiraba, de forma que inmediatamente fue trasladada con fiebre de 41 grados en helicóptero a un hospital infantil de El Paso (Texas), adonde llegó con un paro cardíaco.
En el centro sanitario lograron reanimarla, pero murió horas después.
El Gobierno de Donald Trump negó cualquier responsabilidad con la muerte de la niña guatemalteca y describió lo sucedido como una «situación trágica» y «horrenda», pero también «innecesaria y 100 % evitable».
Días después, el 25 de diciembre, otro menor guatemalteco, en este caso de 8 años e identificado como Felipe Gómez, también falleció bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza tras más de una semana de detención.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, atribuyó estas muertes al incremento de las detenciones en la frontera y al hecho de que cada vez más inmigrantes llegan enfermos.
Tanto Nielsen como la Patrulla Fronteriza han alertado en los días recientes que están desbordados por el aumento del flujo migratorio en los últimos meses.