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Londres – Las medidas para evitar la importación de variantes del coronavirus que puedan poner en riesgo la efectividad de las vacunas se han convertido en una de las prioridades del Gobierno británico, que incrementa esta semana las restricciones de viaje y estudia planes para endurecer las cuarentenas.

Al mismo tiempo, el Reino Unido acelera su programa de inmunización, con el que espera vacunar a 15 millones de personas a mediados de febrero y haber ofrecido una dosis a toda la población adulta en septiembre.

Este lunes abrirán diez nuevos grandes centros de vacunación, que se sumarán a los siete ya en funcionamiento, en ubicaciones como la catedral de Blackburn y el estadio de rugby de St Helens, ambos en el norte de Inglaterra.

Más de 1.000 consultas médicas y 250 hospitales también se han sumado al programa, mientras que en torno a 200 farmacias inglesas estarán asimismo operativas a final de mes.

En torno a 3,6 millones de personas han recibido ya una dosis y esta semana se ha llegado a vacunar a 324.000 personas en un día, según las cifras ofrecidas por el ministro de Sanidad, Matt Hancock.

ENDURECER LAS CUARENTENAS

Los corredores aéreos seguros que estableció el Gobierno el pasado verano quedarán suspendidos a partir de las 4.00 GMT de la próxima madrugada, por lo que todos los viajeros que lleguen al Reino Unido desde entonces deberán haber dado negativo en un test de covid-19 y cumplir además una cuarentena de diez días.

La posibilidad de importar nuevas variantes del virus ha llevado además al Ejecutivo a evaluar planes para endurecer las condiciones de entrada al país, entre ellos obligar a que el aislamiento se cumpla en un hotel designado por las autoridades, según ha revelado el diario «The Times».

Se trata de un sistema similar al que ya funciona en Nueva Zelanda y Australia, donde los viajeros deben costearse una estancia de 14 días en uno de esos hoteles a su llegada, lo que puede suponer un gasto den entre 1.500 y 2.500 libras (entre 1.680 y 2.800 euros).

También se baraja la opción de implementar un sistema de vigilancia similar al de Polonia, en el que las personas en cuarentena son contactadas una vez al día para que envíen una fotografía de sí mismos en el lugar donde han decidido aislarse.

Un software de reconocimiento facial y las coordenadas GPS en las que fue tomada la imagen permiten a las autoridades controlar que se están cumpliendo las condiciones de la cuarentena.

«Estamos actuando ante las nuevas variantes. Expertos en todo el mundo las están estudiando y todavía no sabemos si pueden agregar más presión a nuestro sistema sanitario, si pueden tener un impacto en la mortalidad o poner en riesgo las vacunas», afirmó en una entrevista con Sky News el ministro de Exteriores, Dominic Raab.

El consejero científico del Gobierno Patrick Vallance ha alertado por su parte esta semana de que algunas de las variantes detectadas en el mundo pueden ser capaces de «saltarse los sistemas inmunes que se han desarrollado en respuesta a vacunas o a infecciones previas».

Ante ese peligro, desde el pasado viernes han quedado vetados los viajes al Reino Unido desde Sudamérica y Portugal, salvo para el regreso de ciudadanos británicos y residentes, a fin de evitar la llegada de una mutación del virus detectada en Brasil.

RELAJAR EL CONFINAMIENTO EN MARZO

A pesar de la propagación en el Reino Unido de una variante del coronavirus aparentemente más contagiosa, el ritmo de los contagios ha comenzado a descender levemente en los últimos días, si bien las cifras sobre fallecidos y nuevos hospitalizados continúan por ahora en aumento.

Raab se mostró hoy confiado en que las restricciones impuestas el 4 de enero en Inglaterra, donde se pide a la población que no salga de casa salvo por motivos esenciales, podrían comenzar a relajarse «gradualmente» en marzo.

El ministro vinculó la posibilidad de retirar limitaciones sociales al avance en el programa de vacunación.

A ese respecto, el titular de Sanidad aseguró que ya «puede vislumbrarse el camino para salir de la pandemia» y el país se encuentra «casi en la recta final» de la crisis.

«Tras meses de detalladas preparaciones, un riguroso escrutinio científico y una extraordinaria cantidad de paciencia, estamos administrando dos vacunas altamente efectivas, con una tercera preparada para la primavera y otras atravesando la fase de ensayos clínicos», indicó Hancock en una entrevista con el diario «Sunday Express».

El Reino Unido administra ya las vacunas de las farmacéuticas Pfizer y AstraZeneca, y aprobó a principios de mes la que fabrica Moderna.

INSTALACIONES PARA FABRICAR VACUNAS

El Reino Unido contará este año con una nueva instalación que permitirá fabricar cerca de 70 millones de vacunas en un periodo de cuatro o cinco meses, según informó hoy el diario «The Telegraph».

El centro, que costará 158 millones de libras (177 millones de euros), permitirá manufacturar en suelo británico diferentes tipos de vacunas, como las de Pfizer y AstraZeneca.