Tegucigalpa (Por Verónica Castro) – Scartett tuvo su primera performance hace siete años, inspirada en un tema que cada día le da la oportunidad de reinventarse: el medioambiente.
Fue este tema el que le abrió las puertas de Europa, con el performance que bautizó como «Fluidez», mediante el que busca hacer conciencia sobre el cuidado del agua dulce y el acceso al agua potable entre la población, y que tuvo como escenario el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid.
No somos el centro de todo
Scarlett Romero Velásquez (36 años), conocida en el mundo de las artes como Scartett Rovelaz, relató a Proceso Digital que, al momento de expresarse, lo que más le interesa es hablar sobre los recursos naturales y cómo los humanos tienen mucho que ver con las contaminaciones actuales y como “nosotros nos ponemos en el centro de todo”, afirma.
“Siempre fui consciente del papel de la humanidad en la contaminación, pero cuando mi hijo (Alí Duarte) nació -hace unos 8 años- me fue más tangible, que los recursos son limitados y pensaba que yo le quiero dejar cosas materiales, una educación, pero sino tiene aire puro que respirar, no le estoy dejando nada”, expresa en una plática en los pasillos del Museo para la Identidad Nacional (MIN).
Para la joven artista, su aporte como creadora, desde “mi trinchera y con mi machete, mi aporte comenzó en 2017, incluso antes del nacimiento de mi hijo, ya estaba buscando que mis obras tuvieran mucha relación con las raíces de los árboles, con los meandros de los ríos”, dijo al señalar que activistas ya hay muchos y muy valiosos ejemplos.
Scarlett tuvo en César Oquelí un ejemplo de expresarse a través del performance, y aunque se formó como escultora, hoy la artista afirma que nunca vio una división entre las artes visuales y las demás técnicas del arte plásticas. En exposiciones mezcla diversas formas de expresión artística, desde sus esculturas, la fotografía, la pintura, el tejido y todo cuanto le permite transmitir su sentir.
La Carta del Jefe Seattle
Scartett dice que cuando se encontró con el manifiesto ambientalista plasmado en la Carta del Jefe Seattle, allá por 2016, una época donde los incendios forestales se ensañaron con la capital, marcó el inicio de “Heridas Tangibles”.
La artista es fiel creyente de que todas las cosas están relacionadas, todo lo que hiere a la tierra, herirá también a los hijos de la tierra, tal como lo indica el manifiesto.
“Seattle no se refería solamente a los humanos, se refiere a todos los seres vivos que estamos en la tierra. Pero como nosotros somos antropocéntricos, pensamos que se refiere a los humanos”, reflexiona al recordar que, desde ese encuentro, y de manera fluida, la naturaleza la inspira.
“Aire, tierra, agua, están relacionadas, si hacemos una cosa en un lado, dañamos otro. La huella ambiental del humano en este momento, más como nosotros la vivimos, de manera tan egocéntrica, tan egoísta nos está y nos seguirá afectando”, refiere.
La joven artista señaló en este punto que ya estamos comprando el agua que nos llega por la llave, la que tomamos, y en pandemia, también compramos el oxígeno y a un precio muy alto.
Exposición en Thyssen
En julio, Rovelaz llegó al Museo Thyssen, a través de una serie de cadenas de invitaciones: el Centro Cultural de España invitó a María LaMuy con su proyecto Madrid me mata y trajo a la curadora Semíramis González que tiene un programa denominado Visión y Presencia.
“A mí me invitan y yo no quería ir, en ese tiempo no miré que lo que yo había hecho era tan relevante como para mostrárselo a una curadora de esta talla y al final me convencieron”, recuerda.
Con el programa de Semíramis, Scarlett fue parte del grupo de mujeres que generan visión y presencia en el arte y se alejan de la figura de ser una musa. Y lo hizo acompañando la obra de la colección Carmen Thyssen, «Orquídea y colibrí cerca de una cascada» del artista norteamericano Martin Johnson Heade.
La artista recuerda que de las obras que vio, esta era la única que tenía una pequeña fuente de agua, un colibrí y mucha vegetación.
“Este puede ser un evento tan pequeño, pero de manera personal, es enorme”, confiesa al destacar la importancia de su participación en este espacio, donde compartió la experiencia con Osiris Ferrrera y su obra “Más que número” donde reflexiona sobre los feminicidios en Honduras en la última década.
Para «Fluidez», esta fue su cuarta presentación, antes lo había hecho en el Paseo Liquidámbar, en el Festival de Performance y en el Centro Cultural de España.
Con su performance, Scarlett le da vida a un río que va corriendo por su esfuerzo físico, y esto es lo que hacen los defensores de las aguas dulces y de los mismos océanos, de los mismos bosques”, afirma al rendir homenaje al esfuerzo de defensores de la naturaleza.
Representar a Honduras en Madrid, causa orgullo en la joven artista, egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), “yo apenas soy el semillero, de las artistas más jóvenes y definitivamente, para mí fue un honor”, dice sin poder evitar un nudo en la garganta al expresarlo.
Conectar con la gente
Scarlett confiesa que, aunque no se considera activista ambientalista, se nutre de las investigaciones de estas personas. “No he tenido hasta el momento ninguna represalia por mi trabajo por hablar de las contaminaciones, ya sea del agua o del aire, entonces no ha sido ningún sesgo”, indica al referirse a los retos que tiene en la actualidad.
Scarlett considera que, por el contrario, varias instituciones están interesadas en estos temas, aunque señala que no sabe qué tan comprometidos están con esta temática, por lo que dice que esta es una ventaja que le da su labor artística, porque sus obras van directo a la parte del sentimiento.
En ese sentido, señala que su reto hoy por hoy es “no solamente educarme a mí, a mi hijo y a mi entorno, sino que a través de mi trabajo yo tenga una reflexión tan clara y tan contundente que realmente encuentre la forma de poder transmitir a las demás personas”.
