EFE/ Orietta Scardino/Archivo

Túnez – Las organizaciones humanitarias Sea-Watch y Médicos Sin Fronteras (MSF) volverán en los próximos días al Mediterráneo central a bordo de un nuevo barco, el «Sea-Watch 4», para proseguir con su misión de salvamento en una de las rutas de la migración más mortíferas del mundo, revelaron hoy en una rueda de prensa conjunta a través de las redes sociales.

El barco, que navegará bajo bandera alemana y es un antiguo buque de investigación oceanográfica reciclado, se encuentra ya en aguas de las costa española, donde lleva a cabo los últimos preparativos para hacerse a la mar, probablemente en torno al 15 de agosto.

Desde la localidad de Burriana (Valencia) partirá rumbo a la zona internacional frente a las costas de Libia, que en los últimos meses han experimentado un alza de las salidas debido al buen tiempo y la intensificación de la guerra civil, que en un año ha segado la vida de cerca de 1.800 personas y obligado a abandonar sus hogares y a convertirse en desplazados internos a decenas de miles más, entre ellos numerosos migrantes.

«Nunca podremos aceptar que ser humano alguno se ahogue y acabe hundido bajo las olas por culpa de políticas negligentes. Vamos a hacer todo lo posible por evitarlo», explicó Oliver Behn, director de Operaciones de MSF.

Behn trasladó la responsabilidad a los gobiernos de la Unión Europea (UE), a los que acusó de utilizar la pandemia de la COVID-19 para eludir su obligación de asistir a los migrantes y solicitantes de asilo que tratan de huir de la guerra y de la pobreza.

«Los Estados de la UE explotan descaradamente la COVID-19 para restringir aún más las actividades de búsqueda y rescate. Condenan deliberadamente a las personas a ahogarse en el mar a través de políticas dirigidas a no prestarles asistencia» mientras la violencia en todas sus formas crece y se perpetúa en Libia, subrayó.

“Ningún ser humano debería verse obligado a soportar la tortura y el grado de sufrimiento que hemos visto en los centros de detención de Libia y en el Mediterráneo central», agregó.

PREPARADOS FRENTE AL COVID-19

Ambas organizaciones admitieron que el nuevo virus ha creado un marco de actuación distinto al que encuadró las misiones previas, pero insistieron en que se han tomado todas las medidas necesarias para garantizar que el desembarco de migrantes sea seguro.

«No puede ser una excusa, estamos preparados con todas las medidas y protocolos necesarios para detectar posibles positivos, aislarlos, y preparar un desembarco seguro», explicó la portavoz de MSF en Amsterdam, Hassiba Ben Saharaui.

Recordó que MSF es una organización médica con una amplia experiencia en la gestión de epidemias y otras emergencias, que se ha ofrecido para colaborar en tierra con los países afectados y que su personal, incluido el equipo que navegará en el «Sea-Watch 4», cuenta con el material imprescindible y la formación necesaria para combatir el virus.

Según las autoridades sanitarias locales, en Libia se han confirmado 4.475 contagios y 99 fallecimientos a causa de la COVID-19, con tendencia al alza en especial en la región desértica del suroeste del país

Se desconoce, sin embargo, el grado de infección que puede haber entre los migrantes, excluidos de un sistema sanitario precario tras casi una década de guerra civil y hacinados en centros de detención gestionados por milicias o en casas francas dirigidas por los traficantes sin las medidas básicas de prevención como el uso de mascarillas, la higiene de manos o la distancia social.

A este respecto, tanto Sea-Watch como MSF advirtieron una vez más contra el riesgo de criminalización de los migrantes, que partidos y movimientos conservadores en Europa tratan de presentar como «vehículos de transmisión» de la enfermedad.

LIBIA, UN PUERTO NO SEGURO

Ambas organizaciones criticaron, asimismo, la decisión de los Estados europeos de confiar el rescate a la «cuestionable Guardia Costera» libia y recordaron que Libia no es un puerto seguro.

Al recurrir a la Guardia Costera libia y desligarse del rescate a las personas que vienen de África, los países europeos envían el contundente mensaje de que esas vidas no les importan, aseguró Behn, quien se preguntó si esta «violenta exclusión y negligencia» se produciría si los que desafían al Mediterráneo fueran migrantes de otra raza.

Según la Organización Internacional de las Migraciones (IOM), entre el 27 de julio al 3 de agosto 330 migrantes fueron interceptados en el mar por la Guardia Costera y devueltos en caliente a centros de detención en Libia.

«Desde principios de año, 5.650 personas han sido interceptadas y forzadas a retornar al país como parte del acuerdo bilateral financiado y facilitado por la UE, mientras las embarcaciones civiles de búsqueda y rescate son bloqueadas sistemáticamente en los puertos italianos con tecnicismos que no se sostienen», aseguraron los promotores del Sea-Watch 4.

El buque sigue la estela del «Mare Jonio», de la ONG italiana «Mediterranea», que retomó las operaciones de rescate el pasado 10 de junio pese a los obstáculos impuestos, especialmente de las autoridades de Italia y Malta.