Tegucigalpa – Expertos en el tema migratorio, en conversación con Proceso Digital, coincidieron que una segunda y hasta tercera generación de hondureños constituye los principales flujos migratorios que se originan en el país centroamericano.

-“Honduras ya tiene comunidades enteras donde no hay jóvenes a causa de la emigración”, citó la investigadora Sally Valladares.

En otras palabras, durante la última década emigraron los padres y ahora lo están haciendo los hijos de los migrantes que buscan la reunificación familiar.

Lo anterior debe generar alerta en las autoridades según los expertos ya que el país ya se está quedando sin sus jóvenes y sin mano de obra calificada.

También en un mediano plazo se podría cambiar las causas fundamentales que motivan la migración, ya que la reunificación familiar podría pasar a segunda razón por la que emigran los hondureños, solo después de motivos económicos y de generación de oportunidades.

La reunificación familiar se ubica en la actualidad como la tercera causa de la migración irregular, en segundo lugar se ubica el huir de la violencia de las comunidades.

Padres migrantes

De acuerdo con el coordinador del Observatorio de Migraciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), César Castillo, la migración de hondureños respecto a otros países en la última década aumentó en un 36 %.

Esa cifra también se traduce que Honduras podría tener un mayor volumen de padres emigrantes.

Lo anterior se colige, al consultar en diferentes estudios a los migrantes retornados o a quienes tienen intención de emigrar si cuentan con un familiar en el país de destino, todos responden que sí.

Principalmente ese familiar es un padre o una madre, y ahora los hijos buscan la reunificación familiar, reflexionó el investigador.

Jóvenes migrantes

De acuerdo a un estudio del Observatorio de la Migraciones, un 56 % de los estudiantes de último año de secundaria tienen la intención de emigrar.

Estos jóvenes están buscando reunirse con sus padres, alertó Castillo al tiempo que lamentó que Honduras solo vea disminuir su población joven.

Planteó que estos jóvenes podrían ser y deberían sustituir a las actuales autoridades como a los profesionales en diferentes áreas, en cambio, están pensando en emigrar.

De esta manera no se puede llevar a cabo el relevo generacional, lo que en términos de desarrollo se convierte en un retroceso y no en un avance, comentó.

Estamos perdiendo…

De su lado, el exministro de Educación, Marlon Escoto, razonó que como país estamos perdiendo. Recordó que Honduras está conformada por población joven principalmente, pero en la siguiente década podría perder en un 40 % su bono demográfico a causa de la migración.

Honduras pierde su materia prima y eso se refleja en la matrícula escolar la cual cada año se reduce, caviló.

Este año se cierra con una matrícula de 1.7 millones frente a una matrícula de 2.5 que en Honduras llegó a registrar en el 2017, detalló.

Lo anterior se traduce en que en 10 años no habrá estudiantes para las universidades, razonó.

Si 500 hondureños emigran en un día, 300 de ellos son jóvenes menores de 21 años. Esos migrantes no aspiran a regresar, menos a educarse superiormente, es decir a cursar una carrera universitaria, dijo.

Concluyó que proporcionalmente Honduras tiene un niño en la escuela y otro en las calles o trabajando y este podría fácilmente encontrar en la emigración una salida.

La migración no está arrebatando potenciales universitarios, como país estamos perdiendo, zanjó el exministro de Educación.

Situación del país

Por su parte, Sally Valladares, comentó que la actual situación de país provoca un desarraigo de los jóvenes quienes ya están buscando la reunificación familiar, pero la realidad de Honduras les orilla a tomar la decisión o no tener más opción que emigrar.

En ese sentido, explicó que la primera generación que emigró, es decir los padres, tenía una intención de retorno, pero ahora los jóvenes no piensan de esa manera.

Esta migración en una sola vía juega en negativo ya que el país se queda sin jóvenes, sin mano de obra calificada y sin relevo generacional.

Es un peso enorme para el Estado