Estambul.- Una semana después de anunciar la apertura de sus fronteras para los migrantes que quisieran ir hacia la Unión Europea, Turquía ha cerrado la vía marítima pero sigue dejando el paso franco en la frontera terrestre hacia Grecia.

Este sábado la Guardia Costera turca interceptó a 120 migrantes y refugiados, entre ellos 30 menores de edad, en la costa egea de Esmirna, cuando se disponían a cruzar hacia la isla griega de Lesbos.

Las autoridades turcas los detuvieron y fueron posteriormente asistidos y trasladados a la provincia de Edirne, fronteriza con Grecia, donde Ankara pretende concentrar a los miles de refugiados que quieren abandonar el país euroasiático, según informó la agencia Demirören.

«Mientras que el principio de no interferencia se aplica a todos los inmigrantes que tratan de dejar Turquía, este no incluye los cruces por mar debido al riesgo para la vida que suponen», declaró ayer la Guardia Costera turca en un tuit, señalando órdenes directas del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Unas 1.500 personas han llegado a las islas griegas desde que Turquía anunció la apertura de sus fronteras, según datos de Acnur.

Un niño murió el pasado lunes al volcar el bote en el que viajaban 48 migrantes hacia las islas helenas.

GAS Y DISPAROS EN LA FRONTERA TERRESTRE

La opción que les resta a refugiados y migrantes que quieren cruzar a Grecia tampoco es segura. Se exponen a ser repelidos por la policía griega en el paso fronterizo de Pazarkule o a lo largo de los 200 kilómetros de cauce del río Evros, que separa ambos países, y por el que centenares de personas ya han intentado cruzar.

El paso de Pazarkule, reconvertida estos días en un campo improvisado para miles de refugiados, se volvió a llenar por tercer día consecutivo de humaredas de gas lacrimógeno, agua disparada por cañones policiales y pelotas de goma, en la enésima respuesta de la policía griega a los tanteos para entrar, informó la emisora CNNTürk.

Al menos dos personas han muerto y 164 han resultado heridas por disparos de la policía griega en la última semana, según informó el ministro de Interior turco, Süleyman Soylu. Grecia niega que sus fuerzas de seguridad hayan matado a nadie.

Las condiciones dentro de Pazarkule -donde las autoridades han prohibido el acceso a periodistas- son deporables, según ha denunciado en un informe la asociación de derechos humanos IHD tras varias entrevistas sobre el terreno.

En la zona acordonada no tienen acceso a agua potable para beber o lavarse y tienen que caminar unos tres kilómetros para poder comprar comida.

«Vuelvo a Estambul en taxi, ya no aguanto más. Aquí hace demasiado frío. Regresaré si finalmente los griegos abren la frontera», señaló a Efe por teléfono Abdulwahid, un refugiado afgano que ha pasado seis noches en Pazarkule, esperando poder cruzar.

El mismo estudio indica que la motivación de los refugiados y migrantes, en su mayoría de origen sirio, iraquí, afgano y pakistaní, para intentar salir de Turquía son sus malas condiciones en el país.

«Aunque escaparon del conflicto en sus países se origen, se enfrentaron a graves problemas en Turquía, incluida la pobreza y la incapacidad de obtener permisos de trabajo. Mientras que algunos de los que tenían trabajo, no se les pagaba», señala IHD.

TENSIÓN CON BRUSELAS

El ministro de Interior Soylu volvió a criticar este sábado a Grecia por la forma de repeler la entrada de refugiados y migrantes y acusó al gobierno de Atenas de violar la Convención de Ginebra de derechos humanos y los tratados de la UE sobre inmigración, al suspender durante un mes las solicitudes de asilo.

«Esto es solo el comienzo. El clima cada vez es más cálido y hay más de 200 kilómetros en la frontera con Grecia», declaró hoy Soylu.

«El cauce (del Evros) ha disminuído unos 45 centímetros. Se puede cruzar a pie. (el primer ministro griego Kyriakos) Mitsotakis no puede mantener las fronteras», advirtió.

Las autoridades turcas insisten en que la Unión Europea no ha comprendido «la carga» que supone acoger a 3,5 millones de refugiados y sigue pidiendo un mayor apoyo de sus vecinos.

Estos días los contactos con las autoridades europeas se han intensificado y tras la visita en Ankara del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell; y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, Erdogan tiene previsto viajar el próximo lunes a Bruselas.