Los Ángeles – Una exposición de pintura en Los Ángeles plasma la actual crisis migratoria en la frontera entre Estados Unidos y México mediante retratos de varios niños migrantes centroamericanos que fallecieron bajo custodia de las autoridades migratorias en el divisoria entre ambos países.
La pintora angelina Sandy Rodríguez, autora de «You Will Not Be Forgotten» («No seréis olvidados»), creó veinte obras para explicar los lazos existentes entre la actual situación en la frontera sur del país con la colonización española de México a principios del siglo XVI, según el sitio web de la artista.
Así, Rodríguez sitúa la práctica actual de detención de migrantes en Estados Unidos dentro de un contexto de violencia contra los pueblos indígenas que duró siglos, comenzando con el contacto español en 1519.
Del total de las veinte obras, siete retratos conmemoran a los niños migrantes centroamericanos que murieron bajo custodia federal entre 2018 y 2019, la mayoría de los cuales sucumbieron a enfermedades en los centros de detención de la Patrulla Fronteriza (CBP, en inglés) en todo el suroeste del país.
La artista explica que cada cara está «cuidadosamente trazada en tinta de nogal, los tonos marrones con textura del papel de amate señalan tanto la corteza como la tierra».
«Un pájaro quetzal en brillantes tonos verdes está posado en seis de los retratos, su significado es múltiple: un talismán protector y el ave nacional de Guatemala, de donde salieron esos niños», agrega.
La exposición hace referencia a la detención en la frontera de niños inmigrantes por parte de las autoridades migratorias, que tuvo un pico muy importante durante la implementación de la política de «tolerancia cero».
Esa política, que estuvo vigente de abril a junio de 2018, obligaba a presentar cargos criminales contra cualquier adulto que cruzaba irregularmente la frontera desde México, lo que provocó que fueran separados de los miles de niños con los que viajaban, que pasaban a la custodia del Gobierno federal.
La oposición demócrata y numerosos grupos de protección de los derechos de los inmigrantes denunciaron entonces las precarias condiciones de los centros de detención en que los niños, en muchos casos menores de 5 años, eran retenidos sin contacto con sus padres.