Washington – Los vaivenes en la política del Gobierno del presidente Donald Trump en materia de visas para profesionales extranjeros han amenazado la dotación de médicos internistas en los hospitales de Estados Unidos que luchan contra la pandemia de COVID-19, informó este viernes el grupo sin fines de lucro ProPublica.
El 22 de junio Trump decretó una veda al ingreso en el país de la mayoría de los inmigrantes con visas de trabajo «justo cuando los hospitales esperaban una nueva clase de residentes médicos, y cientos de médicos jóvenes quedaron imposibilitados de iniciar sus residencias a tiempo».
La veda incluyó a los trabajadores altamente calificados que tenían visas H1-B con las que médicos de otros países obtienen asignaciones de residencia en hospitales estadounidenses.
Aunque el decreto estipuló que los médicos involucrados en la provisión de cuidado médico a enfermos con COVID-19 quedaban exentos de la veda, la Casa Blanca delegó la publicación de directrices a los departamentos de Estado y de Seguridad Nacional, con lo cual se demoró el establecimiento de procedimientos.
«Muchos consulados iniciaron el jueves la aprobación de visas para los médicos después que ProPublica consultó al Departamento de Estado acerca de las demoras», señaló el informe. «Otros respondieron que seguían esperando las directrices».
Estas demoras han causado preocupación en los hospitales que ya aguardaban el arribo de los médicos extranjeros, y «directores médicos y administradores temen que las repercusiones durarán por el resto del año dejándolos con una sobrecarga de trabajo y mal preparados para una segunda racha de coronavirus».
ProPublica indicó que tuvo información sobre 10 médicos, con residencias ya asignadas, que están atascados en sus países por la incertidumbre acerca de las visas H1-B.
El Departamento de Estado respondió ayer a ProPublica que, junto con el Departamento de Seguridad Nacional, estaba estableciendo los procedimientos y que comunicaría las directrices a los consulados.
El jueves, en su sitio web, el Departamento de Estado aclaró que los médicos que tratan a pacientes de COVID-19 estaban exentos de la veda y «muchos de los residentes con los cuales ProPublica había hablado dijeron que repentinamente sus visas fueron aprobadas».
El Comité de Internos y Residentes, afiliado al gremio Service Employees International Union, indicó que había tenido informes de 250 internistas impedidos de viajar, y que más de 150 de ellos tenían visas H-1B.
La presidenta del gremio, Jessica Edwards, dijo que «si bien el número puede sonar pequeño, cada internista es responsable por el cuidado de miles de pacientes».
Según la Asociación Médica Estadounidense (AMA, en inglés), en 2017 hubo 2.532 internistas residentes con visas H1-B, pero las constantes restricciones de inmigración que han marcado al Gobierno de Trump «han hecho menos atractivos para los hospitales el patrocinio de visas en los últimos años», señaló ProPublica.