Tegucigalpa – La tarde del martes se presentó en Tegucigalpa el estudio “La experiencia del retorno al lugar de origen: mujeres migrantes retornadas de la colonia López Arellano” el cual concluye que la violencia, la estafa y el abuso sexual son las experiencias que más repiten entre las hondureñas deportadas.

Aunque el estudio analiza los casos de las deportaciones femeninas en la colonia López Arellano, Choloma, Cortés, brinda una radiografía sobre la migración y deportación femenina en Honduras.

El estudio presentado por Sandra Ivett Amador Mazariegos concluye que “dentro de las experiencias que marcaron su viaje no regular hacia Estados Unidos, se registran subir el tren, la violencia en México, la estafa por parte de los coyotes, el frio dentro de las cárceles al ser detenidas, el miedo y la frustración de conseguir su objetivo final. Sin lugar a dudas, el acoso y abuso sexual es la experiencia más repetida entre los relatos de las entrevistadas, ya sea porque lo vivieron en carne propia o porque lo escucharon entre otras mujeres durante el camino”.

Es oportuno mencionar que la presentación de este estudio se enmarcan en el proyecto: “Fomento del empleo juvenil y prevención de la migración” del programa EURO+LABOR y contó con el apoyo del Observatorio de Migraciones Internacionales en Honduras (OMIH) de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso-Honduras) y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Las mujeres entrevistadas están dentro de un rango entre 13-50 años de edad, siendo mayoría las menores de 30 años. La mitad de las entrevistadas mencionaron estar en pareja, la otra parte manifestó estar solteras o separadas. Viven en el núcleo un promedio de seis personas por familia y casi todas tienen hijos.

En estos núcleos usualmente solo una persona percibe ingresos, muchos tienen negocios propios que van desde la venta de tortillas, queso, lotería no formal, venta de comida, entre otros, hasta trabajos asalariados en donde reciben ingresos inferiores al mínimo establecido en las leyes del país.

La mayoría de ellas vive en lugares que rentan, usualmente se trata de una sola pieza sin divisiones internas, donde se puede observar una o dos camas, una cocina improvisada, en alguno de los casos con una hornilla fuera de la casa para preparar los alimentos.

Las mujeres entrevistadas para este estudio tienen la particularidad de haber sido migrantes que retornaron al país, en la mayoría de casos después de una deportación.

Tras el análisis de 10 casos se afirma que “la situación laboral es preocupante y agravada en el caso de las mujeres. Con respecto a las entrevistadas en este estudio, la mayoría tiene solo educación primaria, muchas son madres y viven en hogares con un promedio de seis personas; usualmente solo una persona del núcleo familiar percibe ingresos y estos por debajo del salario mínimo establecido”.

Además se reveló que la mayoría de mujeres entrevistadas fueron deportadas desde México, situación que evidencia el endurecimiento de las políticas migratorias en la región por parte del gobierno de Estados Unidos desde hace algunos años.

Asimismo, se concluye que “existe una percepción positiva de sí mismas al regresar a su comunidad, pese a que muchas no concluyeron el viaje con éxito. Se observa entre las entrevistadas un posicionamiento muy favorable que les ha permitido auto percibirse como mujeres con una nueva mentalidad”.