El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, fue registrado, durante una entrevista con Efe, en San José (Costa Rica). EFE/Jeffrey Arguedas

San José – Las mayores economías del mundo deben apoyar con una «inversión global en bienestar» a América Latina para salir de la crisis provocada por la pandemia, considera en entrevista con Efe el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, quien apunta que tan solo de este modo se podría evitar «ensanchar la desigualdad» de la región.

En el marco de la 75 Asamblea de Naciones Unidas, el mandatario costarricense ha hecho varias propuestas concretas en este sentido, con un llamamiento a la solidaridad global y subrayando la necesidad de una estrategia internacional para combatir la crisis, tanto económica como sanitaria.

Pregunta: Señor presidente usted ha hablado sobre la búsqueda de la solidaridad y el multilateralismo ante las Naciones Unidas, ¿Cuál es el mensaje que quiere dar con esto hacia los Gobiernos?

Respuesta: Hemos querido dar un mensaje de que hoy más que nunca nos necesitamos los unos a los otros -que esa es otra forma de llamar al multilateralismo- que tiene que imperar la solidaridad.

(…) Pero queremos decir esto no solo como una abstracción, sino con propuestas concretas. Fue por eso que llevamos al menos tres propuestas concretas a la Asamblea General, tanto en los temas de acceso a tecnologías, para todo lo que tenga que ver con el tratamiento de la pandemia, como a fondos para el financiamiento.

El caso particular de la propuesta FACE (Fondo para Aliviar la Economía COVID-19, con un apoyo extraordinario de medio trillón de dólares, financiado con el 0,7% del Producto Interno Bruto de las economías más grandes) para la protección de las economías medias y emergentes.

P: En su intervención de fondo en la ONU usted decía que «debemos lograr que hasta los más egoístas lo comprendan», ¿quiénes son esos egoístas? Ha desnudado el virus ese egoísmo en la búsqueda por un bienestar individual.

R: Creo que todos tenemos hoy ese dilema, no es alguien en particular, porque tenemos que ayudar a los demás, pero también tenemos que pensar en nuestros propios países, en nuestra propia familia y a veces quisiera aparecer ese falso dilema de si nos cuidamos nosotros primero o si pensamos en los demás.

Ese dilema no es tal, mientras no haya una solución global del tema de la salud de la pandemia, esta situación no va parar, porque un país podrá tener una solución para sí mismo, pero si el resto del mundo sigue con la problemática, la problemática económica y social seguirá y eso es igual no solo en el tema sanitario, sino en el tema económico.

Si no hay esa recuperación, habrá temas que incrementarán como la desigualdad, y por lo tanto, probablemente muchos conflictos -como se han vivido en los últimos años- o el estrés sobre la estabilidad política o sobre las democracias, también aflorarán o habrán más fuertes fenómenos como el tráfico internacional de drogas, las migraciones de las personas buscando oportunidades, o incluso de otro tipo de situaciones difíciles.

P: ¿Qué tan necesario es para América Latina tener este tipo de solución global, tomando en cuenta que la región es justamente la más desigual del mundo?

R: Para América Latina es indispensable, cuando vemos los ejemplos de los esfuerzos que han hecho China o Estados Unidos, inyectando dinero a sus economías, o Europa, que ha hecho un paquete para todo su región, al mismo tiempo enfocado en recuperar y mantener sus políticas de sostenibilidad. Vemos que América Latina y otras regiones con menos ingresos no tienen esos márgenes económicos o fiscales tan anchos para poder afrontar la situación desde las diferentes aristas.

Esto se vuelve preocupante porque no solamente ensancharía la desigualdad dentro de los países latinoamericanos, sino la desigualdad global entre países, y eso tampoco es algo bueno. También hay que partir del principio de que en la medida de que mis vecinos están bien yo estaré mejor, y necesitamos que la vecindad en este caso de la región Latinoamericana, pero en general todo el globo, esté mejor y por eso son importantes iniciativas como las que hemos lanzado (el FACE).

P: Justamente Costa Rica presentó este viernes la iniciativa FACE, un plan muy ambicioso, ¿qué tanto apoyo tiene, cuáles son las expectativas?

R: Me siento satisfecho porque tanto el secretario general, como la secretaria general adjunta, Amina Mohamed, han auspiciado que podamos presentar esto, esta idea surge a raíz del llamado de que actuemos.

El reporte que tenemos de nuestra embajada en Nueva York es que han llegado muchísimas preguntas y hay muchísimo interés y eso es casualmente lo que queremos hacer.

Sabemos que aún hay un camino por recorrer, hemos lanzado la propuesta y una iniciativa para un fondo de esta índole, y necesitamos el acuerdo de muchos países, sobretodo, de los países que tienen mayor parte del Producto Interno Bruto del mundo pero es un primer paso en esa dirección que hay que hacerlo, en todo caso, lo peor que puede pasar es que no pase nada.

P: Vuelve aquí nuevamente a surgir ese tema de la solidaridad, de que aquellos que tienen más den ese esfuerzo y ese apoyo a las naciones.

R: Es así y además porque creo que lo que necesitamos es ver el gran beneficio compartido que genera, no es un gasto, es una inversión global en bienestar, es un tipo de Plan Marshall global para una recuperación mejor y más sostenible después del COVID-19.

El plan Marshall fue una inversión millonaria de los Estados Unidos hacia Europa después de la Segunda Guerra Mundial, que aceleró el desarrollo y la recuperación y generó muchísimo bienestar y estabilidad, y eso resultó ser bueno para el mundo.

Aquí estamos hablando de que algo tan devastador como lo está siendo el COVID-19, para que nos demos la oportunidad de reconstruirnos más fuertes, más solidarios, más sostenibles, con regímenes políticos más estables, mejores para sus ciudadanos, y ese es el objetivo central que esta iniciativa plantea.

P: Tomando en cuenta ese bienestar de nuestros vecinos, que usted mencionaba anteriormente ¿Cómo se pueden direccionar los esfuerzos para Nicaragua, Venezuela y Haití, con un panorama social difícil y ahora con el contexto de la pandemia de fondo?

R: Las soluciones de cada país tienen que venir de los ciudadanos, la comunidad internacional tiene que auspiciar y ayudar a las soluciones, pero las soluciones tienen que venir de los propios países. Pero para que los ciudadanos, todos, puedan manifestar su ejercicio ciudadano, tiene que haber garantías y tiene que haber libertad y posibilidad para toda la población.

El llamado que hacemos en el caso de Nicaragua es el respeto a esas garantías y, considero yo, que lo mejor en este caso tiene que ver con la preparación para un proceso electoral que sea transparente, observado de manera internacional y que tenga las garantías y las libertades que requiere cualquier proceso democrático.

Creo yo que hacia eso debe de encaminarse, que se permita una prensa que pueda tener margen de acción, que se permita libremente la reunión con todas la garantías. Similar es en el caso de Venezuela, fundamental en ambos el respeto a los derechos humanos.

En el caso de Haití creo que es una tragedia que vivimos y que es dificultuso tener respuestas más vigorosas y completas porque ya la situación de Haití es una-que no sé si será lo correcto de decir- pero lo hemos normalizado a través de Suramérica y Centroamérica. Son literalmente cientos de haitianos que recorren a pie nuestras fronteras en un camino hacia el norte en busca de oportunidades. (…) Lo que podemos hacer es llamar la atención de la región.