Furnace Creek (EE.UU.) – En el estadounidense Valle de la Muerte -considerado como uno de los lugares más calientes de la Tierra- respirar supone algo así como inhalar fuego, los neumáticos de los coches amagan con derretirse y las líneas que separan los dos sentidos de la carretera parecen curvarse como un espejismo.

El cambio climático está castigando este paraje californiano, donde la Organización Meteorológica Mundial registró 130 grados Fahrenheit en 2020 y 2021, y 128 grados este año, en plena era de TikTok e Instagram, lo que es considerado por algunos como una oportunidad de triunfar en la competencia por los “likes” más que una amenaza para el hábitat.

Fotografía del termómetro ubicado en el centro de turistas de Furnace Creek en el Valle de la Muerte, considerado de manera no oficial como el lugar más caliente de la Tierra, tras su récord de 56,7 grados registrado en 1913, el 9 de agosto de 2023 en California (EE.UU). EFE/ Guillermo Azábal

Móviles, palos de selfi y hasta drones son algunos de los cachivaches que los casi 3.300 turistas que visitan el valle a diario, sobre todo europeos durante el verano, traen para inmortalizar su experiencia bajo el calor extremo, que está resucitando el turismo en la zona tras los estragos que provocó el coronavirus en el sector.

“Antes de la pandemia, recibíamos entre 1,2 y 1,5 millones de visitantes al año. Esta cifra cayó con la covid-19, pero este podría ser el primero en el que volvamos a nuestros niveles habituales”, detalló a EFE el guardabosques Matthew Lamar.

Desde 2017, este enclave, que también es el punto más seco y más bajo respecto al nivel del mar en EE.UU., ha vivido de manera consecutiva siete de los diez veranos más calurosos de su historia, según el Instituto de Investigaciones del Desierto de la Universidad de Nevada.

Turistas se toman fotos en la cuenca endorreica de Badwater, uno de los sitios más visitados del Valle de la Muerte, el 9 de agosto de 2023 en California (EE.UU). EFE/ Guillermo Azábal

MARATÓN DE SELFIS EN UNO DE LOS LUGARES MÁS CALUROSOS DE LA TIERRA

Aliviados por el aire acondicionado de sus coches de alquiler, los viajeros inician una suerte de maratón que incluye paradas en los mejores lugares para sacarse un selfi comenzando por Furnace Creek, comunidad donde viven apenas 30 trabajadores estacionales y en la que se ubica el termómetro de los récords.

“Dicen que por la tarde superaremos los 50 grados Celsius (125,6 °F) de la semana pasada. Hay que volver luego”, lamentó en declaraciones a EFE un turista francés delante del mercurio, tras decepcionarse con su foto junto a la marca de 102,2 grados °F que se registraba por la mañana.

A partir de ahí: las dunas de Mesquite, las salinas de Badwater, el mirador Dante View, el paisaje erosionado de Zebriskie Point y los letreros institucionales de “El calor mata” serán los sitios más etiquetados en sus redes.

Enmarcada en el Desierto de Mojave, la tierra que durante el último milenio perteneciera a la tribu amerindia Timbisha Shoshone, de la que ya quedan muy pocos miembros en los alrededores del parque nacional, es ahora patrimonio fugaz de las redes.

Una tendencia que preocupa tanto al personal del área protegida que, según el guarda forestal, este verano se está haciendo hincapié en que “se respete la naturaleza” para permitir que “otras personas puedan disfrutar” del Valle de la Muerte los próximos años.

Desde Furnace Creek, Leo y Karoline, una joven pareja belga que visita el parque, reconocieron a EFE que “es como frivolizar con el entorno y pensar solo en aparentar y aparentar”.

CAMPOS DE GOLF Y PISCINAS EN UN PARAJE AZOTADO POR LA SEQUÍA

El calor arrecia pasado el mediodía y las alternativas se limitan a pernoctar en ciudades cercanas como Las Vegas o alojarse en el único hotel del valle californiano.

Un establecimiento abierto en 1933 que se nutre del Lago Mead, el mayor embalse artificial de EE.UU., situado entre Nevada y Arizona, para regar sus campos de golf, llenar sus piscinas y proveer de suministro a sus 275 habitaciones.

“Estamos volviendo a la senda de la normalidad, tenemos todo ocupado”, confirmó a EFE una de las trabajadoras del hotel que prefirió no pronunciarse sobre el uso del agua en el complejo hotelero.

Más allá de ese idílico paraíso húmedo, el agua lleva escaseando una década en la zona y miles de árboles con 1.600 años de antigüedad han desaparecido en Telescope Peak, el punto más alto del Valle de la Muerte.

Así lo refleja un estudio del Servicio Forestal de EE.UU. publicado en 2022 que también denunciaba que el 70 % de la variedad de pinos “bristlecone” se ha extinguido debido a la sequía prolongada.

Tampoco los animales se mantienen a salvo: Por ejemplo, los escasos ejemplares del famoso “pez cachorrito”, conocido por soportar agua muy caliente y salada en el pozo de Devils Hole, están en peligro crítico debido a que la subida de temperaturas ha alterado sus ciclos reproductivos.

LA TEMPERATURA MÁS ALTA DE LA HISTORIA, A TIRO “ESTE MISMO VERANO”

Según el climatólogo Daniel McEvoy, del Instituto de Investigación del Desierto, esto solo es una “demostración” de hasta dónde pueden llegar los fenómenos extremos y cuáles pueden ser “sus consecuencias”.

E incluso el especialista en fenómenos de esta clase de la Organización Meteorológica Mundial Randall Cerveny no descarta que el récord histórico no oficial de 134 grados Farenheit en 1913 pueda ser superado “este mismo verano” por la “aceleración del cambio climático”.

En el parque nacional del Valle de la Muerte ya se han instalado nuevos sensores para que esta vez no se les escapen las pruebas de un nuevo récord mundial que resucitaría el turismo de selfis y campos de golf, mientras la naturaleza grita basta en uno de los lugares más calurosos del planeta.