Joe Biden, presidente de Estados Unidos. EFE/EPA/Doug Mills / POOL

Los Ángeles – La balanza en el Senado no está a favor de los once millones de indocumentados que esperan favorecerse del ambicioso plan de reforma migratoria del presidente, Joe Biden, advierten expertos en política migratoria, que ven mayores probabilidades de éxito para proyectos que den la legalización a grupos de inmigrantes más pequeños.

El proyecto de la Ley de Ciudadanía Estadounidense de 2021 que ya se encuentra en las dos cámaras enfrenta una cuesta arriba en el Senado al tener que asegurar al menos 10 votos republicanos a favor, porque no se puede descartar además que algún demócrata más moderado cambie de bando en este tema tan politizado.

“Es muy poco probable que el Senado apruebe el proyecto de ley completo”, advierte a Efe Jessica Bolter, analista del Instituto de Política Migratoria (MPI), sobre un proyecto de ley que comenzará a debatirse próximamente después de que la Cámara alta retomase esta semana sus sesiones.

¿UN SÍMBOLO SIN POSIBILIDADES?

La experta que califica al plan demócrata como “la propuesta más amplia para la legalización de la población inmigrante no autorizada en la historia de los Estados Unidos”, pero apunta al poco apoyo que existe entre los republicanos.

“Este proyecto de ley es más un símbolo de hacia dónde quiere ir el Partido Demócrata en política de inmigración”, agrega Bolter.

La propuesta demócrata pretende legalizar a millones de indocumentados que puedan demostrar su presencia en EE.UU. antes del pasado 1 de enero de 2021 y no tengan antecedentes criminales.

Los inmigrantes protegidos con los programas Acción Diferida (DACA) y Estatus de Protección Temporal (TPS) obtendrían la residencia permanente de forma inmediata y la ciudadanía en tres años, así como los trabajadores agrícolas que hayan laborado en el campo durante al menos cinco años.

El resto de los indocumentados que cumplan los requisitos obtendrían un permiso temporal de cinco años, plazo tras el cual podrían solicitar la residencia permanente y tres años más tarde la naturalización.

A estas medidas se suman una gama de cambios que incluyen suavizar los castigos a los deportados, y dar más oportunidades a las peticiones familiares y a los trabajadores con visas temporales.

Para Tom Jawetz, vicepresidente de políticas de inmigración del Center for American Progress (CAP), la tarea de aprobar toda la reforma es “titánica”, algo que el mismo senador Bob Menéndez reconoció antes de presentar formalmente el proyecto la semana pasada.

MEJOR POCO QUE NADA

En este sentido, Jorge Loweree, director de pólizas de American Immigration Council (AIC) observa un panorama más favorable para la aprobación de proyectos más pequeños, que ya están en el Congreso, y convertirían en residentes a grupos específicos de inmigrantes como los «soñadores» o los amparados por el TPS.

“Si el Congreso logra abordar la legalización primero (de estos grupos), podría crear más oportunidades para avanzar en otros aspectos de la reforma migratoria, como arreglar nuestro sistema de inmigración legal, con un mayor apoyo bipartidista en el futuro”, indica.

Y la administración del presidente Joe Biden se ha mostrado flexible y ha dicho desde el mismo momento de la presentación del plan que está dispuesta a que se consideren partes del proyecto.

Las demandas que enfrenta DACA por parte de ocho estados republicanos, encabezados por Texas, y que está por definirse próximamente también podrían poner un sentido de urgencia para que el Congreso decida considerar la protección a este grupo, al que han mostrado simpatía miembros de los dos partidos, valora Bolter.

“También ha habido apoyo bipartidista en el pasado para la legalización de los trabajadores agrícolas, junto con un aumento de la aplicación de la ley contra los empleadores que contratan mano de obra agrícola no autorizada, por lo que podría ver una legalización para esta población que podría avanzar también”, añade la experta.

Bolter apunta a que conservadores del Senado como Lindsey Graham, Lisa Murkowski o John Cornyn podrían apoyar estos planes de legalización más pequeños. Incluso se podría contar con el nombre del senador Marco Rubio para dar un estatus migratorio estable y duradero a los “soñadores”.

Por su parte, Jawetz destaca que la Cámara de Representantes ya ha aprobado proyectos para legalizar a estos pequeños grupos, y que el Senado podría tomar estos planes para conseguir la aprobación.

Además, subraya que está creciendo la idea de incluir a los indocumentados empleados en trabajos «esenciales», incluidos los campesinos en el próximo paquete de ayuda económica por el coronavirus, iniciativa que cuenta con el apoyo de más de 500 organizaciones y 100 legisladores.

UNA CARRERA CONTRARRELOJ

A pesar de que la balanza en este momento no se muestre a favor del plan de Biden, los expertos coinciden que el plan muestra la prioridad que el gobierno demócrata quiere demostrar, y de poner el acelerados sobre el tema.

“La realidad es que la ventana para que el Congreso considere la reforma migratoria es pequeña debido a otras prioridades en competencia”, explicó Loweree.

Siendo optimista, Bolter concluye que el proyecto de ley es claramente la oferta inicial de la administración Biden y los demócratas, y no cree se considere nada de inmediato.

“Es importante que el Congreso continúe trabajando activamente en este tema en los próximos meses”, vaticina.