An African migrant sits on a rubber ring as they wait before attempting to cross the Agean Sea by boat to reach the Greek island of Lesvos, in Ayvacik district, Canakkale region, Turkey. EFE/EPA/TOLGA BOZOGLU

Skala Sikamineas (Lesbos, Grecia) – La playa de Skala Sikamineas, en la isla griega de Lesbos, presentaba hoy una imagen fantasmagórica, después de convertirse nuevamente en el epicentro de las llegadas por mar a Grecia.

El fuerte viento que reina en todo el mar Egeo desde la noche está impidiendo salir a los cientos o miles de migrantes que, animados por los rumores de las fronteras abiertas iniciados en Turquía, esperan en la costa turca a poder hacerse a la mar.

En Skala Sikamineas tan solo quedan algunos periodistas y la vida parece haber vuelto a la normalidad, aunque todos aquí saben que todo puede cambiar de un día a otro.

LAS BARCAS HAN DEJADO DE LLEGAR HOY A LESBOS

Panayiotis, un pescador que ha vivido toda su vida en este pueblecito con la costa turca como horizonte, cuenta a Efe mientras está afanado en remendar su red, que todos los refugiados que pernoctaron varias noches en esta playa, en algunos casos al raso, han sido trasladados al campo de Moria.

Entre el lunes y el martes por la mañana llegaron al conjunto de las islas del Egeo oriental algo más de medio millar de personas, pero fue en un momento en que las condiciones climatológicas eran mucho mejores.

Hasta el mediodía de hoy, en cambio, no había llegado ni una sola barca a Lesbos.

Después de un fin de semana largo protagonizado por los gritos de los isleños insultando a los migrantes que intentaban desembarcar en Lesbos, este martes lo que más se oía en Skala Sikamineas era el fuerte ruido del viento y, a veces, los helicópteros de las maniobras militares con artillería pesada que comenzaron ayer como una medida de disuasión extra.

«EUROPA DEBE PRESIONAR A TURQUÍA»

«Ahora lo importante es que paren al turco, que los europeos le presionen para que deje de enviar a gente a Grecia», dice Panayiotis en alusión al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

Este pescador está sobre todo furioso con Erdogan y los europeos, no con su primer ministro, el conservador Kyriakos Mitsotakis, que a su juicio está haciendo lo que puede, y «al menos parece estar consiguiendo detener las llegadas por la frontera terrestre».

«Por mar ya es mas difícil», reconoce mientras remienda con habilidad sus redes.

Una de las medidas urgentes aprobadas -y la más controvertida- ha sido cancelar el derecho a asilo de todos los que lleguen estos días a Grecia

Además, con ayuda de Frontex Grecia ha redoblado la vigilancia marítima y desde muchos puestos en la costa de Lesbos se pueden avistar los barcos patrullando.

LOS GUARDACOSTAS «HACEN TODO LO NECESARIO» PARA PROTEGER LAS FRONTERAS

El domingo cursaron unos vídeos que mostraban una embarcación de los guardacostas intentando impedir violentamente el arribo de un bote con refugiados.

Las imágenes fueron difundidas desde Turquía, lo que hace difícil comprobar su veracidad, pero no sería la primera vez que esto ocurre.

Durante el Gobierno de Andonis Samarás, el primer ministro conservador que precedió al izquierdista Alexis Tsipras, este tipo de devoluciones en caliente marítimas estaban a la orden del día.

En declaraciones a Efe, el portavoz de la Guardia Costera griega, Nikos Lagadianós, asegura, sin querer precisar, que las patrullas «hacen todo lo que es necesario para proteger las fronteras griegas».

Hablando bajo estricta condición de anonimato, fuentes oficiales reconocen que si hay guardacostas que hacen algo que se salga de la norma «no se les pide que rindan cuentas».