El escritor salvadoreño René Colato, muestra algunos trabajos de alumnos en el aula, durante una entrevista con Efe en Los Ángeles, California, durante la gira de presentación de su libro "Del Norte al Sur". EFE/Luis Uribe/Archivo

Los Ángeles – Los estados del país difieren notablemente en la forma y efectividad con que aplican la ley Cada Estudiante Triunfa (ESSA), que busca el éxito de los menores migrantes que aprenden inglés, según muestra un reporte presentado este miércoles por el Instituto de Política Migratoria (MPI).

El informe «El paisaje irregular de las políticas estatales para aprendices de inglés bajo ESSA» compara los distintos planes de los estados para lograr la misión que les encomendó el Gobierno federal con el Acta Cada Estudiante Triunfa (ESSA) de 2015.

Para los latinos, aunque los logros en general han aumentado significativamente en los últimos años, todavía existen grandes brechas en comparación con los estudiantes blancos no hispanos, señaló a Efe Delia Pompa, investigadora senior de Políticas de Educación del MPI y coautora del análisis.

«Si bien los niveles de logro de los niños latinos han mejorado significativamente en los últimos años, su progreso y sus resultados académicos continúan por debajo de los estándares establecidos por los estados», explicó Pompa.

Aunque más latinos «se gradúan de secundaria y se matriculan en la universidad», este incremento «no ha resultado en índices mejores de finalización de estudios universitarios», aseguró la investigadora.

Con ESSA, el Gobierno federal responsabilizó a los estados no solamente del aprendizaje de inglés de los menores migrantes sino de sus resultados académicos en áreas como matemáticas.

Para cumplir con la ley, los estados comenzaron a presentar sus planes en 2017. No obstante, «estos planes ofrecen a menudo una información dispersa que crea una imagen fracturada e incompleta de la educación» para los estudiantes que participan en programas de aprendizaje de inglés, afirmó Pompa.

Así, diferencias en la medición de los resultados, los períodos establecidos y los criterios de suficiencia en el manejo del inglés varían notablemente entre los estados, dificultando la comprensión y la homologación de logros.

El análisis afirmó que «hay una gran variación en el cálculo del indicador ELP (Suficiencia para Aprendices de Inglés) que impide que se pueda comparar directamente entre los diferentes estados».

Para Pompa, los estados con más estudiantes latinos han tenido igualmente importantes logros con relación a estos menores. «Estados como California, Texas y Florida, que registran grandes números de niños latinos en sus sistemas escolares, han hecho grandes avances en políticas y prácticas», destacó.

Pero todavía hacen falta políticas -tanto estatales como nacionales- que «abarquen todo el ámbito de las principales necesidades educativas de los niños hispanos», dijo la experta.

«Continuamos viendo una brecha en los puntajes de lectura y matemáticas entre los estudiantes latinos y los estudiantes blancos», agregó.

«La incorporación de estrategias de instrucción basadas en la investigación es irregular a lo largo de las escuelas y distritos» de todo el país, indicó el reporte, elaborado conjuntamente con Leslie Villegas, investigadora y analista de políticas del MPI.

El análisis busca ofrecer un «marco de referencia» para comparar los planes estatales actuales en relación con las necesidades de los estudiantes que están aprendiendo inglés.

Aunque ESSA ha creado procedimientos de identificación y reclasificación y ha presionado a los estados para que establezcan un tiempo máximo de dominio del inglés, todavía existen vacíos importantes, señala el reporte.

Por ejemplo, no se estableció una guía para los estados de cómo atender a aquellos estudiantes que no logran el nivel de suficiencia en el tiempo programado, o que por razones de edad tienen que retirarse de los programas.

El informe igualmente recomienda que la determinación de las necesidades de aquellos que hablan lenguas diferentes al inglés como primer idioma no se haga con el promedio de los datos estatales de población, sino a nivel local en razón de la concentración de estos estudiantes en ciertas áreas específicas.

Para acortar la brecha académica en los puntajes de lectura y matemáticas entre latinos y estudiantes blancos no hispanos y asiáticos, algunos investigadores también han propuesto la educación bilingüe.

Un estudio reciente del Consorcio de Investigaciones Escolares de la Universidad de Chicago encontró que la educación bilingüe no solo no retrasa a un estudiante que está aprendiendo un idioma, como los escolares hispanos que no hablan inglés, sino que a la larga produce beneficios que exceden las metas iniciales.

Los aprendices de inglés en otoño de 2016 superaban los 4,9 millones, representando el 9,6 % del total de los alumnos K-12 (preescolar a último año de preparatoria) en las escuelas públicas, según datos del Centro Nacional de Estadísticas de Educación.