Detalle de varios migrantes que han perdido alguna extremidad en la búsqueda de entrar a los EEUU. EFE/Lenin Nolly/Archivo

Nueva York – Un guatemalteco, que emigró en busca de asilo escapando amenazas de pandillas, enfrenta la posible pérdida de ambas manos por severa congelación, tras haberse visto atrapado a la intemperie en la reciente tormenta invernal que azotó Texas, pero también la amenaza de deportación tan pronto salga del hospital.

Douglas, de 21 años, y al menos una docena de emigrantes habían estado vagando durante dos días por el desolado paisaje desértico alrededor de Big Bend, en Texas, cuando comenzó la tormenta de nieve.

El contrabandista les había dejado en el lugar y se marchó y aunque el guatemalteco, que nunca había visto nieve, gritó mucho, nadie le escuchó, señala el periódico Report Door.

Indica además que en medio de la tormenta que no le permitía ver, Douglas escuchó que un hombre gritaba por ayuda y se alejó del resto de sus compañeros de viaje para tratar de encontrar a la persona que se había separado del grupo.

Finalmente el guatemalteco encontró a un hombre mayor, puso su brazo sobre su hombro, arrastrándolo por la nieve hasta que finalmente tropezó con una carretera y no pudo ir más lejos, dijo el inmigrante a Report Door.

«Quería morir», señaló además al diario Douglas, que esperaba unirse a su padre en California, a quien no había visto en más de cinco años cuando le sorprendió la tormenta.

El periódico destaca que el joven inmigrante despertó al escuchar «abra los ojos» que le decían agentes fronterizos que le custodian en un hospital en El Paso, a unas 300 millas de donde lo encontraron inconsciente.

Sus manos estaban hinchadas hasta el tamaño de guantes de béisbol, dedos con protuberancias y grises, supurando, piel en carne viva, aparentemente lista para caerse en pedazos.

Douglas está enfrentado que trabajadores de la salud del Centro Médico Universitario de El Paso dijeron al abogado a su Douglas y a su tío Joel, quien viajó desde San Francisco (California), que probablemente sea necesario amputarle las manos y por otro lado su deportación cuando salga del hospital, tan pronto como el próximo viernes.

«‘Ya no hay asilo'», recordó Douglas que le indicaron los agentes de la Patrulla Fronteriza que permanecen en su habitación, al referirse a la controvertida regla del Título 42 establecida por la pasada Administración de Donald Trump en marzo de 2020.

Esta normativa permite a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) expulsar extranjeros que buscaban asilo en la frontera utilizando la pandemia como excusa.

Un panel de jueces de circuito en Washington permitió que el Título 42 continuara vigente, en una decisión emitida el pasado enero, dejando así sin efecto la orden de un tribunal inferior que la había bloqueado, en una demanda que había fue presentada por la unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).

La ACLU volvió al tribunal a principios de febrero contra esta normativa y con la demanda busca regresar a siete inmigrantes que buscaban asilo, incluidos cuatro niños, quienes fueron expulsados del país por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en octubre y noviembre del 2020 bajo el Título 42.

Una de las demandantes es una menor no acompañada, también de Guatemala.