Tegucigalpa – “En el tiempo del señor Jesús la familia era el grupo social que daba sentido a la vida de las personas, tristemente eso se está perdiendo y las ideologías quieren hoy día destruir las familias”, sermoneó este domingo el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga.

– Llamó a poner los valores de este mundo en su sitio, ninguno de ellos encima de Dios.

En su mensaje de la homilía dominical, el prelado agregó que anteriormente era tal la unión familiar que no existían los apellidos, sino que se describía la identidad como con el árbol genealógico que hoy llamamos.

Exaltó que solo una relación personal con el señor Jesús justifica un amor entregado, “debemos amar a nuestro padre y a nuestra madre, y a nuestra familia, es un mandamiento de la ley de Dios, pero no anteponerlos al amor de Dios, no anteponer ningún amor antes del amor de Dios”.

El líder de la Iglesia Católica, predicó que “no vivamos enredados en las sombras y en las tinieblas y es lo que hoy día se quiere hacer con una ideología que se presenta como el futuro en la modernidad y va en el fondo a destruir a la familia porque destruye la misma identidad sexual de las personas, con una ideología de género se quiere caer en aberraciones”.

En la misa ofrecida este domingo el Cardenal Rodríguez apuntó que muchos pasan la vida tratando de pasarla bien y se apegan a todo lo que es enemigo del verdadero amor.

“El pronombre personal yo y el pronombre posesivo mí, y entonces, mi casa, mis bienes, mi carro, mi dinero, mis vacaciones, mi tiempo y al final queda la soledad del que no sabe encontrar el nosotros, de la comunidad y del verdadero amor”, caviló.

Remató afirmando que “tantas personas viven jugando ‘yoyo’, muchos no saben que es el yoyo especialmente la gente de ahora porque nunca lo vieron, ahora solo es una pantallita y vivir ahí con esos juegos electrónicos… qué quiere decir esos que viven jugando yoyo, que son egoístas y sólo dicen yo, yo, mí, mí, eso no es el evangelio del Señor Jesús.  

Puntualizó que el individualismo es todo lo contrario al cristianismo, “perder la vida -como nos dice el Señor en el Evangelio- significa entregarse, amar, gastarse sin reservas, estar dispuesto a perderlo todo por una causa digna. El reino de Dios, el reino que anuncia el señor Jesús simboliza los deseos más profundos de nuestro corazón, los valores universales, la paz, la justicia, el amor, el perdón y la esperanza”.