Ciudadanos mexicanos esperan pacientemente para tramitar su visado en las puertas del Consulado de Estados Unidos en la ciudad fronteriza mexicana de Ciudad Juárez. EFE/JGuadalupe Perez/Archivo

Ciudad de México – El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, avisó este miércoles de que su Gobierno no aceptará a migrantes deportados por el Gobierno de Texas, si entra en vigor la “ley draconiana” SB4, que el martes estuvo vigente por unas horas en medio de fallos judiciales divergentes.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habla durante una rueda de prensa este miércoles, en el Palacio Nacional, en la Ciudad de México (México). EFE/ Mario Guzmán

“Si pretendieran deportar, por ejemplo, que no les corresponde, nosotros no aceptaríamos deportaciones, de una vez lo adelanto, del Gobierno de Texas y no nos vamos a quedar con los brazos cruzados”, manifestó el mandatario en su conferencia matutina.

El gobernante mexicano se refirió a la ley SB4, una de las medidas antiinmigrantes más drásticas en la historia de Estados Unidos, que convertiría en delito el que un extranjero ingrese a Texas de forma irregular, además de facultar a las fuerzas estatales de realizar arrestos migratorios y deportaciones.

Su aplicación generó caos este martes, cuando la Suprema Corte de Estados Unidos primero permitió aplicar la ley antes de escuchar argumentos de fondo, pero en la noche el tribunal de apelaciones del Quinto Circuito suspendió su entrada en vigor.

Aunque López Obrador dijo no querer “adelantar” lo que haría el Gobierno de México si al final se aplica la legislación, se pronunció en contra.

“Desde luego, estamos en contra de esta ley draconiana, completamente opuesta, contraria, a los derechos humanos, una ley deshumanizada por completo, anticristiana, injusta, violatoria de preceptos, de normas, de la convivencia humana, no solo del derecho internacional, sino hasta violatoria de la Biblia”, comentó.

Las tensiones entre México y el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, han crecido desde el año pasado ante las crecientes medidas antiinmigrantes del estado fronterizo, como las boyas y el cerco de alambre de navajas que colocó en el río Bravo o Grande para disuadir a migrantes de cruzar.

Apenas el 20 de febrero, López Obrador tachó de “politiquería” el campamento militar que Abbott ordenó construir junto al río.

El mandatario ha atribuido los actos de Texas a que este año coinciden las elecciones presidenciales de México y Estados Unidos.