Protección Civil griega ha empezado a montar un nuevo campo de refugiados provisional para albergar provisionalmente a las 12.000 personas que se han quedado sin techo tras los incendios que arrasaron en los últimos días el de Moria, en la isla de Lesbos, informan medios locales. EFE/EPA/ORESTIS PANAGIOTOU

Atenas – Los primeros refugiados del destruido campo de Moria, en la isla griega de Lesbos, empezaron hoy a entrar en su nuevo alojamiento temporal, donde el ejército griego lleva desde ayer, viernes, instalando carpas para acoger a varios miles de personas.

El nuevo campo, situado a unos dos kilómetros de la capital de Lesbos, Mitilene, tiene alrededor de 12 hectáreas y se espera que a corto plazo pueda dar cabida a unos 3.000 de los 12.000 migrantes que se quedaron sin techo tras los devastadores incendios de esta semana que destruyeron el campamento de Moria.

Según los medios locales, en cada una de las carpas facilitadas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) caben unas seis personas y el nuevo campo estará organizado por sectores, de tal forma que los refugiados estarán agrupados por nacionalidades.

PRIMEROS PASOS DE UNA SOLUCIÓN SUPUESTAMENTE TEMPORAL

A primeras horas de la tarde del sábado se habían instalado unas 200 tiendas de campaña y se habían registrado unas 50 personas, todas de forma voluntaria, como señalaron los medios presentes.

El ministro griego de Migración, Notis Mitarakis, señaló que los primeros que pueden entrar son familias y personas vulnerables.

A la entrada del lugar -el antiguo campo de tiro de Kara Tepé- se han instalado unas mesas en las que los refugiados se registran, dejando sus datos y número de teléfono, quien lo tenga.

Según los medios locales, el Ministerio de Migración tiene la intención de crear un grupo en chat para enviar toda información actualizada a los solicitantes de asilo.

En total, ACNUR ha entregado ya 600 carpas, pero se espera que la cifra provisional ascienda a 1.400, una vez que toda la zona haya sido aplanada.

Hasta ahora el Gobierno griego no ha aclarado si el campo acogerá la totalidad de los 12.000 refugiados que se quedaron sin techo, pero todo indica que ese será el caso.

Así, el portavoz del Gobierno, Stelios Petsas, afirmó hoy en declaraciones a la cadena privada ANT1, que si todo evoluciona como está previsto, «en los próximos días habremos podido albergar en Kara Tepé a todas las personas que se quedaron sin hogar tras los incendios».

Petsas recalcó que el nuevo campo es tan solo una solución transitoria, porque «a mediano plazo» y una vez superada la «crisis inmediata» el Gobierno mantiene su plan de crear una estructura «cerrada y controlada, mucho mas pequeña que la que teníamos».

Grecia espera que en el futuro no requerirá ya tanto espacio como hasta ahora porque piensa acelerar los procedimientos de asilo.

Eso conlleva que quien sea reconocido como refugiados puede viajar a la parte continental, y el que no, debe ser devuelto a Turquía. Lo segundo lleva sin producirse desde la crisis de finales de febrero, cuando el Gobierno de Ankara suspendió de facto el acuerdo migratorio con la Unión Europea.

REFUGIADOS E ISLEÑOS RECHAZAN EL NUEVO CAMPO

A pesar de llevar cuatro días durmiendo en la calle para muchos el nuevo campo no es más que una prolongación del infierno de Moria, por lo que muchos se resisten a aceptar que sea su nuevo destino.

Por segundo día consecutivo, la policía griega reprimió con gases lacrimógenos una protesta de varios centenares de migrantes para exigir «libertad» y poder abandonar la isla, algo que, por lo demás, también quiere la población local, que exige desde hace tiempo que sean trasladados al continente.

La información de que en Moria se habían dado al menos 35 casos de COVID-19 no hizo mas que acrecentar el rechazo de la población local.

Mitarakis informó hoy de que han llegado a la isla miles de pruebas de detección rápida de coronavirus, y que toda persona que entre en el nuevo campo deberá primero someterse a un test.

De esta forma, añadió, las que den positivo serán aisladas en un área de cuarentena, que ya está lista.

En el momento del incendio, en la madrugada del pasado día 9, había 35 personas a las que se le había detectado COVID-19, pero a la mayoría de ellas se les perdió la pista tras la catástrofe, por lo que no se sabe a cuántas pueden haber contagiado.

Este sábado se ha sabido de la detección de dos nuevos casos entre los refugiados, un bebé afgano de tan solo veinte días y su madre, informan los medios de la isla.

El recién nacido fue trasladado al hospital de la capital con fiebre y problemas respiratorios y allí se le detectó la infección a él y a su madre.